Un tribunal japonés condenó a la pena de muerte a Takahiro Shiraishi, un hombre de 30 años que asesinó a nueve personas.

De acuerdo a The Straits Times, Shiraishi utilizó dos cuentas de Twitter para contactar a mujeres que habían expresado ideas suicidas en sus publicaciones en esa red social. En una de las cuentas, el sujeto se hacía pasar como “un gurú del suicidio experto en ayudar a las personas a terminar con sus vidas” y en la otra se presentaba como “un hombre desamparado que buscaba compañía para su miseria, buscando a otros con quienes entablar pactos suicidas”.

Bajo esos perfiles el hombre contactaba a esas mujeres que evidentemente no estaban pasando por un buen momento y las convencía para que se juntaran en estaciones de trenes cercanas a sus hogares.

Según la investigación, después de reunirse en el punto de encuentro, el sujeto procedía a drogar y embriagar a las jóvenes antes de agredirlas, violarlas y asesinarlas.

Shiraishi asesinó a ocho mujeres entre 15 y 26 años usando sus perfiles de Twitter y también mató a un hombre cuya edad no fue revelada pero quien, según The Straits Times, “era un conocido de una de las mujeres desaparecidas y fue asesinado cuando estaba demasiado cerca de descubrir los crímenes de Shiraishi”.

Pero en última instancia el asesino igual fue descubierto luego de que el hermano de una de las víctimas hackeara la cuenta de Twitter de ella y descubriera los mensajes de Shiraishi.

Así, los crímenes de Shiraishi salieron a la luz en octubre de 2017 cuando agentes de policía de Japón allanaron su domicilio y encontraron restos humanos ocultos en cajas de herramientas y neveras portátiles.

En ese sentido, el juicio contra el asesino se extendió por largo tiempo con el fin determinar cuáles eran las penas pertinentes.

Después de evaluaciones psicológicas, las autoridades japonesas descartaron que Shiraishi tuviese problemas psiquiátricos por lo que su defensa trató de argumentar que los asesinatos habrían sido “consensuales” con el fin de reducir la sentencia. No obstante, el tribunal desestimó ese alegato y, como Shiraishi había confesado, ahora fue condenado a la pena de muerte.

“Ninguna de las víctimas accedió a ser asesinada. Se determinó que el acusado era totalmente responsable”, dijo el juez presidente Naokuni Yano. Todos los asesinatos fueron bien planeados y el modus operandi lo convierte en uno de los asesinos más maliciosos en la historia del crimen. Causó una gran conmoción y ansiedad en una sociedad donde el uso de las redes sociales es algo común”.

Respecto a esa resolución las familias de las víctimas expresaron sentimientos diferentes ya que mientras algunos naturalmente siguen lamentando la pérdida de sus seres queridos, también hay quienes apuntaron a otro tipo de sanciones para el homicida.

“Incluso ahora, cuando veo a una mujer de la edad de mi hija, la confundo con mi hija. Este dolor nunca desaparecerá. ¡Devuélvemela!”, dijo el padre de una de las víctimas (vía The Guardian).

Mientras otro padre que perdió a su hija planteó a NHK que “la pena de muerte es una decisión válida, pero personalmente, quería que le dieran cadena perpetua, por lo que no tendría más remedio que expiar sus fechorías, en lugar de darle la pena de muerte que quería”.