En medio de Google I/O, la conferencia anual que la compañía realiza para congregar a los desarrolladores de todo el mundo, la realidad virtual tiene un espacio propio. Uno de los salones con más filas para entrar era el módulo F, dedicado a todas las experiencias que se pueden vivir con estos cascos, además de la realidad aumentada.
El nombre de la plataforma de realidad virtual de Google se llama Daydream y está a punto de cumplir un año en el mercado. Utiliza la misma idea que alguna vez tuvo el proyecto Cardboard: la compañía se encarga de vender una carcasa donde se coloca el teléfono, el cual funciona como pantalla pero también como el procesador que se encarga que todo el software de Daydream funcione a la perfección.
También a diferencia de Cardboard, Daydream incluye un pequeño mando sensible al movimiento que se utiliza para interactuar con todo lo que uno está viendo. Dado que toda la parte pesada se la lleva el celular, el costo de Daydream es relativamente barato: solo 79 dólares, pero eso hay que sumarle un teléfono compatible que, como podrán imaginar, debe ser de gama alta.
¿Pero vale la pena la experiencia? Para saberlo, Google me puso a disposición de dos demos presentes actualmente en la tienda de contenido de Daydream. El primero, es un juego muy extraño pero a la vez interesante llamado Virtual Virtual Reality, o VVR.
VVR es lo que pasaría si Leonardo di Caprio hubiese usado lentes de Realidad Virtual en Inception. Es, a diferencia de muchas experiencias de Realidad Virtual, un juego con historia que además se da el tiempo de satirizar la industria. Básicamente al colocarnos el casco, entramos a un laboratorio llamado Activitude, desde donde podemos entrar a diferentes realidades. Estas realidades se conectar mediante cascos de realidad virtual insertos dentro de esta realidad virtual.

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Para avanzar en el juego debemos encontrar estos cascos y acercarlos a nuestros ojos para seguir yendo cada vez más profundo dentro de una cadena de realidades virtuales que cada vez se hacen más alocadas y complejas. Dentro de estas realidades nos darán tareas para realizar, como recoger y manipular objetos, pero a menudo serán tan imposibles que la única forma de escapar es yendo a otra de las realidades.
Es un concepto interesante, el juego en total dura unas dos horas y es quizás el ejercicio de relato más interesante que se pueda contar hoy bajo el formato de realidad virtual.
En la esquina totalmente opuesta está Audio Factory, una demostración creada por Google para demostrar otra de las cualidades de la realidad virtual: el audio en 360 grados. Esta experiencia, diseñada para disfrutarse en unos 10 minutos, te rodea de sonidos que vienen de manera convincente alrededor tuyo. Interactuando con el mando, se pueden obtener sonidos que aparecen de todos lados, lo cual añade una capa más a toda esta construcción digital que tenemos alrededor nuestro. Tras probar esta demo entendí que quizás más importante que lo que vemos es también lo que escuchamos, y si bien fue más corta que VVR, fue la más inmersiva que probé y la que me produjo el mayor choque de realidad al sacarme el casco.
Daydream como experiencia es la versión mucho más refinada del Cardboard, e incluso, es uno de los pocos cascos que realmente funcionan de manera cómoda usando lentes ópticos. Sin embargo, la compatibilidad con teléfonos sigue quedando al debe. Actualmente Daydream solo funciona con cuatro teléfonos en el mercado, aunque ya anunciaron que el recientemente lanzado Galaxy S8 será compatible mediante una actualización.
La razón por la cual no cualquier teléfono es compatible es porque para Daydream, mantener una tasa de imágenes por segundo es lo primordial, además de estar realizando los cálculos para el sonido en 360 grados.
Solucionado el tema de la compatibilidad, recién allí es cuando Daydream podrá superar su segundo obstáculo: el contenido. La tienda de Oculus VR, por ejemplo, tiene 10 veces más experiencias que las que se encuentran para Daydream, aunque para ser justos, Oculus es un proyecto mucho más longevo. Lo cierto es que el diagnóstico de la experiencia de Daydream es básicamente el mismo que podemos tener con el resto de la industria de Realidad Virtual: promete, pero le falta.