A mediados de los 80, un programador ruso llamado Alexey Pajitnov, le regaló al mundo uno de los mejores juegos de todos los tiempos: el Tetris. Directamente desde la entonces Unión Soviética, el videojuego salió de Rusia con Amor para conquistar nuestras máquinas de arcade, nuestras consolas, pero por sobre todo nuestros GameBoys.
El lanzamiento de la primera portátil de Nintendo consiguió el éxito que tuvo en gran parte gracias a haber aparecido junto a Tetris. Y es que Tetris, es en esencia, un juego que funciona extremadamente bien en un formato pequeño. Es un puzzle que no requiere grandes gráficos, sus tiempos de juego son relativamente cortos y al no tener una historia, simplemente puedes jugar por el placer de acumular puntos e iniciar una nueva apenas termina otra.
Pero seamos sinceros. La mayoría de nosotros no conoció al Tetris a través de su versión original y licenciada, sino que gracias a un Brick Game, esos pequeños dispositivos que inundaros las jugueterías y comercios callejeros de los 90, junto a las mascotas virtuales y la Cherry Coke.
Los Brick Game eran la portátil del pueblo. Venían en decenas de formas, colores, tamaños, pero lo más importante, con la promesa de venir con varios juegos en un solo aparato. Los más modestos venían con 10 en 1, pero los más extremos podían aumentar la apuesta a 9999 juegos en un solo aparato.
La oferta era demasiado buena para ser verdad. ¿9999 juegos? ¿En serio? Considerando que durante la era del NES, sólo se licenciaron unos 715 juegos en total, este era claramente un mundo nuevo y desconocido.
Desgraciadamente al encenderla, nos dábamos cuenta del engaño en el cual habíamos caído. La consola nunca tuvo 10, ni 100 ni 1000 ni 9999 juegos, sino que todos eran pequeñas variaciones de las mismas ideas, repetidas una y otra vez. El juego base de todos los Brick Games era el Tetris, pero podía traer variaciones como contar con fichas de 5 cuadros en vez de 4, o bien, fichas especiales que rellenaban o destruían los bloques acumulados. Un Brick Game "10 en 1" podía fácilmente tener 10 variaciones de Tetris y uno no tenía a quien reclamarle.
En la medida que los fabricantes se ponían más creativos y hábiles con las capacidades de las pantallas LCD, comenzaron a aparecer nuevos juegos que podían o no, llegar a tu versión del Brick Game.
Estaba el juego de carreras, en donde controlabas un auto que se movía de izquierda a derecha mientras esquivabas otros autos, cada vez a mayor velocidad, otro juego que recuerdo era el de Los Tanques, quizás el más bélico y lleno de acción de todos, en donde había que mover un cuadrado, que imaginábamos era un tanque, para derribar al enemigo.
También habían copias de otros juegos más populares: Arkanoid por ejemplo, tenía su clon que te permitía romper bloques con una paleta. La clásica víbora, popularizada por los teléfonos Nokia, también hacía presencia como uno de los juegos, así como una versión muy imaginativa de Frogger, donde había que ayudar a un cubo a moverse a través de otros cubos.
Con el tiempo, fueron adquiriendo formas cada vez más extrañas y hechas para confundir a los padres o engañar a sus hijos para decirles que habían comprado la consola que tanto querían. Con el tiempo, nuestros celulares se volvieron tanto o más entretenidos que estos aparatos, ofreciendo juegos a color, con música y mucha más variedad que la de estos aparatos chinos.
Hoy ya casi son objetos de colección, aunque es muy fácil encontrarlos en sitios como Ebay o Aliexpress. Y es que sobre todo en este lado del mundo, donde la mayoría no podía costearse una consola para jugar y distraerse, para muchos el Brick Game era un escape tan generoso que a veces, y solo a veces, le perdonábamos la enorme mentira de sus promesas incumplidas.