En 2002 Bryan Singer presentó la primera película de los X-Men, pero el director no recurrió a los cómics como material de origen para guiar su trabajo y el de los actores. Por el contrario, según reveló Hugh Jackman, Singer prohibió los cómics en el set de X-Men.
En una entrevista con MTV News, Jackman recordó sus primeros días como Wolverine y reveló que Singer prohibió los cómics en el set de la película en un intento por hacer "más profundos" a los personajes.
"Los cómics estaban prohibidos en el set", dijo Jackman. "Bryan Singer tenía esta idea de que la gente pensara que realmente quería tomar en serio a los personajes de los cómics, como verdaderos personajes tridimensionales, para que las personas que no entendían estos cómics no pensaran que son bidimensionales. Así que a nadie se le permitió tener cómics. Era contrabando".
Jackman continuó explicando que, pese a la restricción del director, se las arregló para conseguir cómics de los mutantes lo que le permitió forjar su amistad con el presidente de Marvel Studios, Kevin Feige, quien en ese entonces se desempeñaba como productor de X-Men
"Nunca había leído a los X-Men, así que la gente los deslizaba por debajo de mi puerta", recordó el actor. "Y leía y veía estas cosas pensando 'esto es brillante, mira esas cualidades físicas'. Así que iba a la oficina de Kevin Feige y había no solo cómics, sino que pósters y cerca de 600 figuras de pared a pared".
El actor finalmente reconoció que, sin importar la restricción de Singer, leyó algunas historias de Wolverine para prepararse para el rol que después continuó interpretando por 17 años y al que asegura que no volverá ni siquiera para un crossover con Deadpool.