Si bien las películas, series y en general las propiedades basadas en cómics son más populares que nunca, la industria de publicaciones estadounidenses sigue experimentando problemas. Por lo que mientras varios consideran que el escenario a futuro no es muy favorable, Gerry Conway quiso compartir su propuesta para mejorar las cosas.

En un un extenso hilo de Twitter, el co-creador de The Punisher expuso cuál sería su propuesta para impulsar nuevamente a esta industria.

Ante todo, Conway comenzó planteando que el principal problema con el panorama actual de la industria del cómic sería que estaría apuntando al mercado equivocado y persiguiendo a un público existente acotado en lugar de captar a nuevos lectores.

“Para decir lo obvio, la publicación de cómics está en serios problemas, con un modelo de negocio que casi literalmente no tiene futuro”, comenzó Conway. “Sin embargo, los cómics son una fuente de propiedad intelectual para su explotación en todo tipo de medios populares y nunca han tenido mayor potencial”.

“Entonces, ¿por qué es esto? ¿Por qué los cómics como forma de narración (superhéroes y otros) tienen un impacto tan enorme en la cultura popular, pero las editoriales de cómics luchan por sobrevivir? ¿Por qué las editoriales fracasan casi universalmente en la publicación real? Mi respuesta básica es: están persiguiendo el *mercado equivocado*. Y lo han estado haciendo, con creciente desesperación, desde finales de la década de 1970”, añadió.

“Dejemos a un lado la increíble estupidez empresarial de depender de un único método de distribución (venta directa a tiendas de cómics de audiencia única). El problema es mayor: la audiencia definida para los cómics convencionales es una audiencia que, por definición, se reduce constantemente”, explicó Conway.

“Por una variedad de razones de autoaprendizaje, los editores han definido la audiencia principal de los cómics convencionales como, en efecto, fanáticos a largo plazo y coleccionistas potenciales”, complementó.

“Por lo tanto, continuidad de observación naval orientada a los fanáticos, ‘eventos’ trianuales, reinicios, portadas variantes orientadas a los coleccionista, etc. Cada una de estas tácticas de marketing está diseñada *únicamente* para atraer a los lectores existentes”, escribió. “Incluso los reinicios, aparentemente destinados a ofrecer puntos de ‘entrada’ a los nuevos lectores, en realidad requieren familiaridad con versiones anteriores para generar interés”.

“Los nuevos lectores no son bienvenidos por la estrategia creativa existente en las dos editoriales principales; en todo caso, los nuevos lectores son activamente *desanimados* por la búsqueda frenética de las editoriales de lectores existentes motivados. La casa club está cerrada. Quédense afuera”, sentenció el autor.

Conway continuó planteando que pese a que las editoriales podrían argumentar lo contrario, sus apuestas evidenciarían que “una inclinación decidida, de hecho una inclinación masiva, hacia privilegiar a los lectores existentes".

A raíz de eso el escritor comentó que anteriormente las compañías tenían como su principal público a niños entre 9 y los 13 años. Algo que eventualmente cambió y a su juicio habría sido la causa de los problemas a la larga de la industria.

“Cuando yo y mis compañeros reemplazamos a los creativos que le habían dado al negocio del cómic un éxito masivo en la década de 1960, gente como Stan Lee y Julie Schwartz, trajimos con nosotros nuestra obsesión por nosotros mismos de los boomers. No queríamos crear cómics para niños”, señaló Conway. “Queríamos cómics para *nosotros*. Ese es el origen del cambio de los cómics de superhéroes de lectores de grado medio en la década de 1960 a lectores de adultos jóvenes en la década de 1970, y lectores de adultos en la década de 1990 y más allá: el rechazo de los creativos y editores de boomers como yo y otros para dejarlo ir”.

“Redefinimos los lectores a los que se dirigían los cómics, coincidiendo con un cambio en la distribución que permitió que esa redefinición se mantuviera. El resultado es un callejón sin salida para la publicación de cómics como negocio”, concluyó.

Pero Conway tiene una idea para revertir eso que implica cancelaciones y nuevas apuestas para dos públicos diferentes.

“Cancelaría todos los cómics de superhéroes existentes y publicaría una nueva línea limitada para lectores de grado medio, simplificaría los personajes y las historias y eliminaría todos los ‘eventos’ que requieran algo más que una familiaridad pasajera con la continuidad básica simplificada. Diez (a) quince títulos”, señaló.

“Para los lectores existentes, ofrecería una línea de novela gráfica separada y de mayor precio con cualquier argumento para adultos ampliado que los creadores y lectores quieran explorar”, añadió. “Pero esto estaría separado. No mensual. No la corriente principal. Y haría * todo* posible para llevar cómics mensuales a los supermercados y cines, Walmart, Target y Costco, y ofrecer servicios de suscripción a través de Amazon. Seguir todas las avenidas de distribución alternativa posibles”.

“El curso actual de las principales editoriales es un callejón sin salida. Están persiguiendo a los lectores equivocados. Hay una audiencia más grande ahí fuera. Solo tenemos que darles la bienvenida”, finalizó.

La propuesta de Conway sin duda suena arriesgada y potencialmente controversial para algunas personas, sin embargo, no deja de ser llamativa considerando todos los desafíos a futuro que enfrenta la industria de los cómics.