En un mundo donde Instagram es el rey, donde las selfies de nuestros celulares son lo más importante y donde hasta Fotolog cree que puede regresar, ya no hay romanticismo que aguante. Ni siquiera cuando se trata de una de las marcas de cámaras fotográficas más reconocidas.
Canon, la empresa japonesa fundada en el año 1937, dedicó gran parte de su carrera a diseñar cámaras con rollo, de esas que había que mandar a revelar y cuidar que los negativos no se velaran. Pero la revolución de la tecnología digital fue mayor, y hoy la compañía es una de las líderes en el formato que hoy lo domina todo. Sin embargo, hasta hoy, un dejo de nostalgia los mantenía vendiendo y ofreciendo servicio técnico a su última cámara con tecnología análoga. Nos referimos a la EOS-1V, un modelo lanzado en el año 2000 y producido hasta el 2010 por la compañía, hasta que decidiera enfocarse 100% al digital.
Los últimos 8 años de vida de la EOS-1V fueron sólo para vender las unidades que quedaban en el inventario de la empresa y al parecer ya se agotaron, por lo que el producto fue oficialmente descontinuado de los catálogos y sitios de la compañía. Habrá soporte técnico hasta el 2025 y después de eso, su historia será parte de los relatos de generaciones pasadas que alguna vez sintieron la tensa espera de ver como sus fotos cobraban vida.