Durante el pasado fin de semana se emitió el episodio número 47 de la saga del Torneo de Fuerza de Dragon Ball Super, presentando una sola gran idea: Goku y Vegeta atacarán en conjunto, trabajando juntos, para poder confrontar el poder aparentemente insuperable de Jiren.
La gran carta que tiene el universo 11 para ganar la competencia y evitar la eliminación en el olvido, se ha instalado como un rival inexpugnable, capaz de poner a raya a Vegeta sin mayores problemas, mientras que Goku ha tenido que utilizar su Doctrina Egoísta para tener algo de oportunidad.
En el nuevo ataque que preparan, Goku - transformado en super saiyajin blue - sacará el kaio-ken de su arsenal. En tanto, Vegeta, que cada vez está más cerca de concretar su propia variante de la Doctrina Egoísta, elevará su nivel de batalla para llegar al límite de su poder.
En ese contexto, ambos personajes tienen un cambio notorio. Obviamente Goku tiene los reflejos rojos característicos del kaio-ken, la técnica que le enseñó el Kaio del Norte para elevar su nivel de poder base, pero lo que llama la atención son los segmentos del azulado pelo de Vegeta, los cuales están oscurecidos.
Todo esto da a entender que el príncipe saiyajin está al borde de romper su cascarón, reconociendo que pondrá todo de su parte. Este ataque es aparentemente su última gran ofensiva. O esa es la idea que quieren dejar en claro.
Tengan en cuenta que existen sinopsis que ya anticipan lo que le depara al futuro de Vegeta, quien inevitablemente se volverá a topar con Toppo. Pero este último también tiene una carta bajo la manga que pondrá todo nuevamente cuesta arriba.
Asimismo, las cosas no pintan bien ni para Vegeta ni para Gohan, quien hará equipo con Freezer para enfrentar a Dyspo.