En un entorno tradicional, habría sido una victoria celebrada por todo un estadio, elevando a la nueva estrella de la compañía con el título de mayor tradición en la lucha libre.
Pero el contexto de la contingencia por el COVID-19 dio pie a que la noche soñada de Drew McIntyre se concretase en un recinto cerrado, sin público y en un combate que solo tuvo épica por la relevancia del momento para la carrera del luchador escocés.
Enfrentando a Brock Lesnar, el combate entre ambos, y evento principal de Wrestlemania 36, se gestó tal y como se esperaba. También con el desenlace que la mayoría esperaba.
A grandes rasgos, fue una sucesión de movimientos característicos. Todo comenzó con una Claymore Kick de McIntyre para iniciar la pelea, lo que inevitablemente dio pie a que el campeón contraatacase a punta de súplexs y F5.
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Pero ni siquiera el devastador movimiento de Lesnar fue suficiente, ya que McIntyre sobrevivió a los ataques y logró rehacerse para conectar las Claymore Kick necesarias para terminar el combate rápidamente, lograr la cuenta de tres y obtener su momento de Wrestlemania levantando el título máximo.
A partir de ahora, todo será incertidumbre. Con el fin de Wrestlemania, el corto plazo seguirá marcado por los shows sin público y las peleas sin chispa a las que les seguirá faltando el componente esencial de la presencia de los fans.
El sabor que deja esta edición de Wrestlemania es de dulce y agraz. Pero al menos el luchador que tenía que ser el campeón, levantó el título al final de la jornada.