Desde su estreno en 1999, mucho se ha hablado sobre La Amenaza Fantasma, la primera película realizada tras la trilogía original de Star Wars. Largas revisiones se han realizado en todos los formatos, incluido un excelente análisis de Red Letter Media en Youtube, dando pie a diversas discusiones sobre todo lo malo del Episodio 1. El bajo nivel de varias actuaciones, la falta de una buena versión de Anakin, los problemas de la aburrida historia base, Jar Jar Binks, la conceptualización de los quiebres narrativos, la problemática situación con el comportamiento de Qui Gon Jinn, la falta de significado, en fin. Hay mucha tela para cortar sobre los problemas de esa película.
Aunque en los últimos años hay gente que la ve de forma menos apática, ya que las precuelas ganaron más con esas series de animación digital que solo son anexos y no la historia principal, lo cierto es que nada en el mundo podrá borrar el mayor crimen en la historia de Star Wars: los midiclorians y la forma en que se intentó dar una explicación científica a lo que antes fue toda mística. Esa mera situación condena a esta película al fondo de cualquier ránking de la saga.
Pero como es fácil centrarse en lo negativo en esta película, aún así La Amenaza Fantasma tiene algo de la magia que hace de Star Wars la franquicia cinematográfica por excelencia. Eso no tiene relación ni con el notable trabajo de diseño de Darth Maul, que siempre mereció más espacio en pantalla grande, la coreografía carente de significado entre los jedis y el sith p con la carrera de pods racers que es mera pirotecnia digital deslavada.
No, lo mejor del Episodio 1 tiene relación con el trabajo de John Williams y una composición especial que está muy por sobre de todo lo hecho en las precuelas.
Me refiero al tema de "El Duelo de los Destinos", la primera composición de la saga que incluyó voces y que comienza a instalarse una vez que Qui-Gon Jinn y Obi-Wan Kenobi ingresan al palacio de Naboo para toparse de frente a las puertas gigantescas que nos revelan al maligno señor del sith que interrumpe sus avances.
https://www.youtube.com/watch?v=ZTg6hg1miFg
Según John Williams, la decisión de incluir voces en el tema se debe a lo que necesitaba la gran pelea de espadas al final de la película. "La decisión de hacer ese coro fue solo el resultado de mi pensamiento de que debería tener un sentimiento ritualista o cuasirreligioso y la introducción de un coro podría ser la clave (...) El medio de coro y la orquesta nos darían la sensación de que estamos en un gran templo", explicó.
Las letras de la canción se originan de un poema medieval, llamado Cad Goddeu (La Batalla de los Árboles) y el compositor selección alguna de sus líneas que luego tradujo al sánscrito, pero más allá del coro, el tema es la mejor composición de Williams tanto en las precuelas como en las secuelas, ya que logra retratar la épica de toda esta historia que comienza con esas palabras que nos avisan que su historia se lleva a cabo hace mucho tiempo en una galaxia muy lejana.
Se trata de un trabajo que trasciende a las precuelas, que se volvió sinónimo de Star Wars y que está llena de momentos memorables, creando una escalera de emociones que se alinean con la idea de estar presenciando un choque de fuerzas opuestas poderosas. Por un lado, el lado luminoso de la fuerza y, en contraparte, el lado oscuro. Es un himno pagano de estos caballeros de la república enfrentándose a su enemigo ancestral.
Es decir, ese tema trasciende precisamente la batalla al centro de las precuelas, el alma de Anakin Skywalker, y por eso algunas de sus partes se repiten nuevamente en medio de la batalla final del Episodio 3.
Pero quizás lo más potente sea el hecho de que una vez que comienza este tema, uno se olvida de las andanzas de Jar Jar Binks pisando plasta o la tontería de los midiclorians, ya que cuando se escucha "El Duelo de los Destinos", La Amenaza Fantasma es más Star Wars de lo que nunca más pudo ser.
https://www.youtube.com/watch?v=nIgZS5tieeE
Star Wars: El Ascenso de Skywalker, el final de la saga, se estrena este jueves 19 de diciembre en Chile.