A partir de las últimas semanas, la WWE ha estado nuevamente en el foco de la polémica. Vince McMahon, quien es el accionista mayoritario de la compañía, regresó tras su alejamiento marcado por la polémica.
Tras estar varios meses alejado de la principal empresa de lucha libre del mundo, ya que salieron a la luz pagos secretos realizados para silenciar relaciones extramaritales, lo que en consecuencia puso en duda el uso de los recursos en la empresa que se transa de forma pública, McMahon retornó para unirse a la mesa directiva, agregar dos nuevos directores de confianza y forzar la remoción de otros ejecutivos.
Según diversos reportes, ese regreso tiene un solo objetivo: analizar diversas estrategias comerciales de cara a la próxima negociación por los derechos televisivos de la WWE, incluyendo una posible venta. Y en ese juego de tira y afloja, también estaría en juego el retorno de McMahon para volver a controlar el futuro creativo de las historias de la empresa, las cuales actualmente están bajo el mando de su yerno, Paul “Triple H” Levesque.
Todo lo anterior explotó este 10 de enero, ya que Stephanie McMahon, la hija de Vince, renunció a la empresa dejando su puesto como co-directora ejecutiva y presidenta de la mesa directiva. En paralelo, la WWE entregó un comunicado informando sobre la elección de Vince como nuevo presidente y estableciendo a Nick Khan, el otro co-director, como único CEO.
En medio del revuelo generado por ese alejamiento, con múltiples comentarios en redes sociales sacando a colación a la serie de televisión Succession,. dos informes separados indicaron que la empresa de lucha libre más popular del mundo estaba a punto de ser vendida al Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita (PIF, por sus siglas en inglés). En el proceso, la WWE dejaría de ser una empresa pública para volver a ser una compañía privada que no se transe en la bolsa.
Obviamente, la posible venta al fondo soberano, que ya controla al equipo inglés de fútbol Newcastle United y a la liga Liv Golf. rápidamente generó controversia. No solo por los nexos directos con las autoridades árabes y la familia real, sino que también por la situación de los derechos humanos en el país y los cuestionamientos generados desde el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018.
Pero portales como TMZ, y diversos reporteros que han seguido los movimientos al interior de la WWE en los últimos años, plasmaron que por ahora no se ha concretado ningún tipo de venta y la compañía sigue revisando sus opciones.
“No se ha llegado a un acuerdo entre las dos partes, a pesar de los rumores generalizados que dicen lo contrario”, explicaron en TMZ. “Una fuente de alto rango en la WWE, con conocimiento de la situación, me dice que los informes de una venta o acuerdo para vender en este momento son ‘completamente falsos’”, planteó por su parte el periodista Jon Alba a través de su cuenta de Twitter.
Consideren que Vince McMahon ha generado lazos fuertes con Arabia Saudita tras firmar un millonario contrato de diez años con la Autoridad General de Deportes del país para realizar espectáculos en estadios. Eventos como “Crown Jewel”, recargado con la participación de leyendas como Goldberg y The Undertaker, se han instalado de forma habitual en el streaming de la empresa de lucha libre.
Asimismo, en medio de toda esta situación, es importante recalcar que también surgieron reportes que anticiparon que “múltiples luchadores” buscarían renunciar a la WWE si llegase a concretarse el acuerdo con el fondo inversor. Lo anterior no sería sorpresivo, ya que en el pasado varios luchadores desistieron de participar en los shows de la WWE realizados en Arabia Saudita.