El próximo año puede ser un año clave para la historia de la familia animada más popular del mundo. El 2018 será el inicio de la temporada número 30 de Los Simpsons, un ciclo que se extenderá hasta el 2019 y que, hasta la fecha, sería la última temporada de la serie.
La incertidumbre comenzó a generarse apenas se supo sobre la compra de 20th Century Fox por parte de Disney, compra que incluye, entre otras propiedades intelectuales a todo el universo de Springfield. Si bien todos tenemos claro que es lo que Disney querrá hacer con los X-Men, no sabemos bien si el producto de Los Simpsons se acomoda al mensaje y el discurso que siempre ha tenido la empresa.
Pero más importante que eso, Disney deberá enfrentarse a la decisión sobre si vale la pena seguir produciendo la serie, la que en estos momentos, tras ya casi 3 décadas al aire, se encuentra en su peor momento en lo que se refiere tanto a audiencias como a críticas. En el mes de noviembre, por ejemplo, por primera vez la serie Bob's Burgers, que sale al aire media hora antes que Los Simpsons por la misma cadena, obtuvo más rating que episodio de la serie episódica más longeva de la TV estadounidense. Una baja de rating que no sólo se ha mantenido a través de la temporada, sino que también a través de los años.
Al igual que mi vieja mula, Los Simpsons ya no son lo que eran y esa podría ser la excusa perfecta para que los nuevos dueños de la marca decidan no renovar a la serie tras su temporada número 30, una posibilidad que cada vez se va haciendo más real, en la medida que la serie se convierta en un costo innecesario.
Ahora, eso no significa que Los Simpsons sean totalmente descartados por Disney. Para nada.
La compañía entiende que se trata de una marca querida que puede sobrevivir incluso sin nuevos episodios. La posibilidad de hacer parques temáticos, lanzar merchandising o simplemente, vivir de los derechos de la emisión de sus episodios en los servicios de streaming como Hulu o el propio que está preparando Disney podría ser suficiente para la empresa. De hecho, son los propios fanáticos quienes se dedican a recordar que sus episodios favoritos de la serie son los clásicos, por lo que no es para nada descabellado decir que Los Simpsons valen más estando muertos que vivos.