Bill Gates, Warren Buffet, Carlos Slim, Jeff Bezos. Todos ellos han sido listados durante este siglo como la persona más rica del mundo por el ránking anual de la revista Forbes. Sin embargo, ninguno de ellos generó tanta noticia día a día sobre sus acciones ni se instaló con tanta influencia como Elon Musk, el actual poseedor del cetro.

El magnate sudafricano, que cuenta además con las nacionalidades canadiense y estadounidense, apareció por primera vez en el listado durante el año 2021, como reflejo de un explosivo despegue en los últimos años de la mano de sus emprendimientos tecnológicos innovadores.

Ahí están sus trabajos en el mercado automotriz y la energía solar con la empresa Tesla, la exploración espacial impulsada por SpaceX, la conectividad satelital de la división Starlink, la construcción de túneles de súper velocidad de The Boring Company, las interfaces cerebro-computadoras de Neuralink, la inteligencia artificial de OpenAI y, de forma no menor, el mercado de las criptomonedas.

Y a todo lo anterior, con más de un meme en el camino, se suma su última gran jugada: la adquisición total de Twitter por $44 mil millones de dólares. Una cifra no menor para una plataforma de inigualable importancia comunicacional en el escenario actual de las redes sociales. Las mismas en las que Musk está más presente que nunca.

¿Cómo armó su gigantesca fortuna?

Lo primero que hay que tener en claro es que Musk desde pequeño estuvo ligado a la tecnología. De hecho, uno de sus primeros grandes ingresos los consiguió a los 12 años, ya que en 1984 creó un simple videojuego llamado Blastar, el cual vendió por $500 dólares a una revista sudafricana llamada PC and Office Technology .

Aunque ese monto puede ser visto como una gran fortuna por un niño, la cifra obviamente palidece ante los negocios que el hombre de Pretoria comenzó a generar tras lograr su doble grado de Economía y Física en la Universidad de Pensilvania. De hecho, se trató de un camino en el que optó por no continuar con sus estudios de doctorado en Stanford para centrarse de lleno en el mundo de los negocios.

Su primer gran emprendimiento fue la creación de Zip2 junto a su hermano Kimbal Musk, concretando una plataforma que inicialmente proporcionaba presencia online para negocios locales, pero que luego innovó para generar el software para los directorios de avisos presentes en las web de periódicos como el New York Times. Ese negoció fue vendido a Compaq por más de $300 millones de dólares a fines de 1999.

Todo explotó a favor de sus arcas en medio de aquellos tiempos de la “fiebre punto com”, ya que Musk también fue parte de la creación de un banco online llamado X.com, el cuál se fusionó con otra iniciativa digital para dar vida a PayPal. Y ese popular servicio, que hoy por hoy es un actor gigantesco en el mercado de los pagos en línea, fue adquirido por eBay durante el año 2000 por $1.500 millones de dólares.

Un par de años después, Musk comenzó a emprender con su proyecto aeroespacial y de servicios de transporte espacial llamado SpaceX, a lo que le siguió su movimiento clave para ser un inversionista inicial de la automotora Tesla, sumándose en el camino como presidente y arquitecto de productos de la compañía que fue clave en su consolidación como hombre más rico del mundo.

Es decir, solo tienen que considerar que el valor de mercado de esa compañía se empinó por sobre el billón de dólares en el último trimestre del año pasado, cortesía de sus ganancias récord y los lucrativos tratos con empresas como Hertz, la cual solicitó la creación de más de 100 mil automóviles eléctricos en un solo pedido.

Por ese tipo de cosas en Forbes han remarcado que Musk ha logrado acumular más fortuna que cualquier multimillonario en la historia. Más aún, durante el año pasado se informó que su fortuna superaba a las arcas combinadas del sexto y el séptimo lugar del listado de Forbes: Larry Page, co-fundador de Google, y Mark Zuckerberg, CEO de Facebook. Una locura de millones inédita e inaudita.

Las criptomonedas de un hombre-meme: Los trending topics del multimillonario

Otro elemento relevante de mencionar en la danza de millones de Elon Musk, tiene relación con las criptomonedas. De hecho, se considera que es la persona más influyente en ese mercado, ya que con simples tweets ha logrado afectar el valor de la criptodivisa digital más importante de todas: el bitcoin,

No solo eso, el valor de una propuesta menor como el Dogecoin, una criptodivisa que básicamente celebra a un meme, se disparó con fuerza ante las meras menciones realizadas por el emprendedor. El mismo que nunca ocultó la jugarreta tras su respaldo. Y quizás por eso mismo la divisa Doge, pese a no estar relacionada en el negocio, tuvo un alza de un 30% luego del anuncio de la adquisición de Twitter.

Tal nivel de influencia ha generado que Musk ya haya sido cuestionado por las ganancias que podría obtener cortesía de los movimientos de valor que generan sus propios tweets. Ejemplo de aquello son las ocasiones en las que ha utilizado su cuenta de Twitter para abordar sobre sobre la aceptación o negación de las transacciones con bitcoins en los negocios de Tesla. Siempre con memes y emojis en el medio de sus 140 carácteres.

En ese escenario, hay que sacar a colación el hecho de que en marzo pasado fuese viralizada una advertencia que concretó Bill Gates. En conversación con Bloomberg, el co-fundador de Microsoft entregó el siguiente consejo: “Mi impresión general sería que si tienes menos dinero que Elon, probablemente deberías tener cuidado [con las inversiones en criptomonedas]”.

Considerando que Musk tiene más dinero que cualquier otra persona del mundo, una y otra vez se ha recalcado la forma en que el millonario ha sacado beneficios en todo el juego comunicacional que impulsa en cada uno de los ámbitos de su vida pública. Una en la que juega con un lenguaje muy distinto al de los antiguos magnates.

Todo eso se potencia además con el aura que refleja su imagen y las inusuales formas de auto-promoción para sus negocios.

Basta rememorar que ha utilizado la creación de lanzallamas, realizados luego de la venta de sombreros de edición limitada, para demostrar que The Boring Company no tiene nada de aburrida e inclusive envió un automóvil de Tesla al espacio para demostrar que no hay límites para SpaceX.

Y a la hora de abordar su figura, en la que no han estado ausentes las polémicas - ya sea sobre el trato a sus trabajadores, el incidente de fumar marihuana en el podcast de Joe Rogan o sus polémicos dichos sobre la pandemia y las vacunas -, también es necesario destacar que su imagen también fue expuesta completamente en el hito que representó su participación en el programa humorístico Saturday Night Live.

En medio de los sketches, el empresario bromeó con su propia condición al definirse como el primer invitado a SNL que padece Asperger o “al menos, la primera en admitirlo”.

“Miren, sé que a veces digo o escribo cosas extrañas, pero es simplemente cómo funciona mi cerebro. A cualquiera que haya ofendido, solo quiero decir: he reinventado los coches eléctricos y estoy enviando gente a Marte en un cohete, ¿pensaban que iba a ser un tipo normal y relajado?”, bromeó Musk en el mismo programa.

La era Musk de Twitter

La presencia de Musk en el mundo se ha hecho sentir en múltiples ámbitos, generalmente con su cuenta de Twitter como su principal foco de difusión.

Por ejemplo, en 2018 estuvo en problemas con la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos luego de asegurar en un tweet que estaba considerando convertir a Tesla en una empresa privada, a un valor de $420 dólares por acción, luego de asegurar los fondos para llevarlo a cabo.

Como consecuencia, el valor de la compañía se disparó en un 7%, motivando una posterior investigación oficial sobre la información que el magnate dio a conocer. Y a la larga, la situación dio pie a su renuncia temporal como presidente de Tesla y el pago de una multa de 20 millones de dólares. Un pelo de la cola.

Aunque ese incidente es solo el ejemplo más conocido de las polémicas asociadas a e su cuenta, de todas formas hay que mencionar que este año reveló que redirigiría los satélites de Starklink para garantizar la conectividad de Ucrania en el marco del conflicto bélico con Rusia. Algo que dio a conocer tras una respuesta directa al ministro de Transformación Digital de Ucrania. El mundo cambiado un tweet a la vez.

Pero más allá de los incidentes generados por sus tweets, el negocio de Elon Musk con Twitter, que es el último gran “acto de magia” en los negocios del multimillonario, inicialmente se gestó en base a la queja del magnate sobre las carencias que veía en la red social en el ámbito de “la libertad de expresión”. Un planteamiento que no pocos vieron como un velado respaldo para terminar con la suspensión que afecta al expresidente Donald Trump, aunque el multimillonario no se ha referido directamente a esa posibilidad.

En todo caso, luego de que adquirir un porcentaje de la compañía, Musk concretó una ruta directa en la que primero analizó la posibilidad de sumarse a la junta directiva y luego terminó anunciando su deseo de adquirir completamente a Twitter para volverla una empresa privada. Sacarla de Wall Street, según su visión, garantizaría que sus objetivos fuesen cumplidos.

Asimismo, y tras la luz verde para el negocio, el poderoso magnate planteó cuatro pilares en base a la creación de nuevas características en la plataforma, hacer que el algoritmo de Twitter sea de código abierto para mejorar la confianza, derrotar a los bots de spam y autentificar a todos los usuarios humanos.

La libertad de expresión es la base de una democracia funcional y Twitter es la plaza pública digital en donde los temas vitales para el futuro de la humanidad son debatidos. También quiero hacer que Twitter sea mejor que nunca”, dijo Musk. “Twitter tiene un potencial tremenda y espero trabajar con la compañía y la comunidad de usuarios para desbloquearlo”, agregó.

Y ante las críticas que recibió por la adquisición, el multimillonario estableció recientemente otro mensaje en el que definió su gran postura para la red social.

Por ‘libertad de expresión’ me refiero simplemente a lo que se ajusta a la ley. Estoy en contra de la censura que va mucho más allá de la ley. Si la gente quiere menos libertad de expresión, le pedirá al gobierno que apruebe leyes a tal efecto. Por lo tanto, ir más allá de la ley es contrario a la voluntad del pueblo”, expresó el nuevo dueño de Twitter.

Quien todo el dinero tiene, ¿alcanza lo que quiere?

Ante las declaraciones iniciales de Musk sobre su adquisición, la prensa tecnológica especializada de Estados Unidos no ha ocultado sus dardos contra el negocio y los planes para la red social.

El portal Techcrunch planteó que el negocio podría ser algo negativo para la privacidad, a raíz de la propuesta de código abierto para Twitter, mientras que The Verge planteó que los cuatro pilares de cambios propuestos por el empresario son “una lata de gusanos”. Una opinión similar a la de Wired, desde donde sostuvieron que el plan representa “un campo minado”.

En tanto, el newsletter tecnológico de The New York Times cuestionó la declaración de Musk respecto a la definición de la libertad de expresión como algo que se ajuste a la ley, considerando que, por ejemplo, en un mundo globalizado como el nuestro, las leyes de Estados Unidos pueden no ajustarse a lugares como Alemania y Turquía.

Cuestionamientos similares surgieron desde el newsletter de Bloomberg, aunque ahí elevaron al negocio de Twitter como una toma de control político en el que la separación entre los otros negocios de Musk y la red social podrían verse difuminados.

“La persona más rica del mundo, que ha dicho que ‘no le importa la economía’ de la compra de Twitter, pretende adquirir un tipo diferente de poder: controlar uno de los megáfonos más grandes del mundo y la capacidad de imponer su ideología libertaria en las preguntas de moderación y desinformación”, dispararon.

No todas las reacciones han sido negativas y ejemplo de ello son las palabras de Jack Dorsey, co-fundador de Twitter, quien planteó esta semana que recuperar a Twitter de Wall Street es “el primer paso correcto” para rescatar a la idea y el servicio original planteado para la red social.

En principio, no creo que nadie deba poseer o administrar Twitter. Quiere ser un bien público a nivel protocolar, no una empresa. Sin embargo, para resolver el problema de que sea una empresa, Elon es la solución singular en la que confío. Confío en su misión de extender la luz de la conciencia”, agregó definiendo a la plataforma como “lo más parecido que tenemos a una conciencia global”.

“El objetivo de Elon de crear una plataforma que sea ‘máximamente confiable y ampliamente inclusiva’ es el correcto”, recalcó.

Pero no está demás recalcar que Dorsey se embolsará alrededor de $978 millones de dólares con la compra que concretará Musk. Y es que el dinero, como se ha expuesto, simplemente no puede estar ausente en cualquier aspecto que involucra al hombre más rico del mundo.