Todos estamos destinados a morir, pero solo un puñado de personas son capaces de ganar su inmortalidad dentro de la humanidad. Ese es el caso de Ennio Morricone, el italiano que con su obra se instaló como uno de los más importantes compositores cinematográficos de la historia.
Claro, en términos terrenales, Morricone falleció este lunes, a la edad de 91 años. Pero también es cierto que sigue vivo en cada una de las reproducciones musicales que ustedes están realizando en estos momentos para recordarlo.
Es decir, cada vez que alguien escucha “El éxtasis del oro”, Ennio sigue con nosotros.
También estuvo conmigo apenas tuve conocimiento de la noticia de su deceso. De inmediato resonaron en mis recuerdos, sin necesidad de reproducirlas en un dispositivo, las primeras obras de su autoría que llegaron a mi vida.
Ahí, estuvo el pulso de la composición de los créditos iniciales o la magnífica fanfarria final de “Los Intocables”, una película que en televisión abierta dieron en más de una ocasión durante los noventas.
Por eso mi convicción es que, a través de su música, mientras exista un humano vivo que lo siga escuchando, la obra de don Ennio seguirá latiendo. Y estoy seguro que así será, ya que sus piezas sobrepasan las barreras de las propias películas para las que fueron compuestas.
Es decir, el compositor fue tan prolífico y tan versátil, que no solo están las obras que inmediato todos repiten como loros. Por cada “La Misión”, “La Cosa”, “Érase una vez en América”, “Cinema Paradiso” o “Los Ocho Más Odiados”, por la que finalmente obtuvo un Premio Oscar, hay más joyas para descubrir en diversos géneros.
Tomen por ejemplo esta pieza, regurgitada por Quentin Tarantino para Kill Bill, pero que funciona a la perfección en la película para la que fue compuesta. “L’Arena” de “El Mercenario”. Dense el tiempo para esta secuencia, ya que no hay mejor música para un duelo como esta colaboración con Sergio Corbucci.
Inclusive está aquella majestuosa pieza que acompaña a un humano más allá de los confines de nuestro planeta, en una película tan olvidable como “Misión a Marte”. Su música siempre lo elevaba todo y este es uno de los mejores ejemplos.
Así es que no me vengan a decir que murió. Pasará el tiempo y ninguno de los que estamos vivo hoy seguirá existiendo. Gran parte de las películas del ahora, sufrirán el mismo destino de las producciones de los inicios del cine y las futuras generaciones solo las recordarán a cuentagotas.
Pero Morricone siempre renacerá cuando alguien escuche sus melodías en un futuro lejano. Estoy seguro que así será.