Deportes Electrónicos: Una pasión que cada vez alcanza a más personas

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La pasión de los fanáticos, la alegría de los triunfadores y la tristeza de los derrotados dan vida a la final de lo que para algunos es mucho más que sólo un videojuego.


Un estallido de gritos y aplausos comienza a inundar el recinto. Los presentadores anuncian a los equipos, quienes comienzan su ingreso ante la expectación de los fanáticos. Saludan, hacen gestos a las cámaras y se paran en el centro del escenario ante miles de espectadores.

Esta descripción que fácilmente podría pasar por la de cualquier deporte como el fútbol o básquetbol corresponde a un eSports. Es decir, un videojuego competitivo, donde jugadores con gran habilidad y una enorme cantidad de horas de práctica se enfrentan para demostrar quién es el mejor.

Ese fue el tipo de imagen que dejó la final de la Copa Latinoamérica Sur de League of Legends se llevó a cabo este fin de semana en el Coliseo Eduardo Dibos en Lima, Perú. El evento, que enfrentó a Kaos Latin Gamers con Rebirth eSports, reunió a cerca de 4 mil 500 personas, quienes alentaron en cada momento y vivieron al máximo la final. Como si se tratase de un partido de fútbol.

Las pantallas gigantes sobre el escenario mostraron la acción que ocurría en los computadores de los jóvenes, permitiendo que los miles de fanáticos no se perdieran ningún detalle. A partir de ahí, estos se emocionaron cuando alguno de los jugadores profesionales demostraban su gran habilidad, realizando una jugada agresiva y obteniendo alguna ventaja para su equipo.

Tras cerca de 40 minutos, la gente comenzaba a ponerse de pie. Una vez más los gritos se intensificaban, algunos se agarraban la cabeza y otros aplaudían sin parar. Una vez que el primero de los cinco encuentros que debían disputarse para obtener la copa llega a su fin, algunos celebraban y otros se lamentaban con el clásico pensamiento de que en la siguiente partida el resultado iría a su favor.

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En el intertanto, mientras algunos prefieren salir a comprar algo para comer o beber en los minutos entre cada encuentro, otros prefieren esperar en sus asientos mientras comentan la primera partida, la jugada que determinó la victoria o quién fue el jugador más destacado.

Aunque para algunos el término de 'Deportes Electrónicos' no es correcto, lo cierto es que la preparación, la magnitud de los eventos y la pasión que sienten los fanáticos cada vez se asemeja más a lo que ocurre con los deportes tradicionales.

Horas de práctica para ser el mejor, entrenadores que los ayudan en su recorrido, grupos de fanáticos que siguen su carrera y miles de personas siguiendo sus encuentros ya sea de forma presencial o a través de Internet, marcan la tónica de estos eventos.

Los relatores anuncian que la segunda partida está por comenzar y todos comienzan a volver a sus puestos. Una vez más los equipos ingresan al escenario y los gritos de los fanáticos estallan. Pancartas con nombres de los equipos o de algún jugador en particular se elevan por los aires la emoción se toma una vez más al Coliseo Eduardo Dibos.

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Reiniciada la acción, la fanaticada no podía más de la emoción. Todos seguían atentos a las pantallas que mostraban las diferentes jugadas y escuchaban el análisis que realizan los relatores, quienes a la vez se encargaron de darle más emoción al encuentro con una locución más propia de una cancha de pasto.

La escena se repetía en las otras partidas hasta llegar al último encuentro. 2-2 señalaba el marcador, dejando en claro que todo se decidiría en una partida o quizás en una jugada.

Tras poco más de 30 minutos, una vez más los gritos de la multitud, aplausos y hasta saltos se multiplicaron, mientras la copa hacía su ingreso al escenario y varios corrían a tomar un lugar desde donde se podría apreciar de mejor momento la premiación. Anticipando que todo se acercaba a su final, los relatores cada vez hablaban más rápido y emocionados, llegando a un clímax al momento de finalizar la partida a los 34 minutos.

A diferencia de los deportes, donde la acción ocurre en una cancha o pista, acá todo ocurre en computadores, por lo que para evitar que escuchen lo que está realizando el otro equipo, generalmente se utilizan audífonos especiales. Sin embargo, en esta ocasión había cabinas a prueba de sonido. 

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A la largo, los jugadores de un equipo salen saltando de la cabina mientras la gente los recibe en total estado de frenesí, uno de ellos se acerca al público a quien anima a que siga la celebración. La escena es completamente opuesta al otro lado del escenario, donde todos permanecen sentados en sus puestos con cara de tristeza. La victoria estuvo cerca... pero no se pudo.

Al igual que los deportes tradicionales, a pesar de las declaraciones cruzadas antes del encuentro, había llegado el momento de saludar al rival. Es ahí en donde los campeones se acercan para el tradicional saludo "buena partida, bien jugado" (Good game, well play o más conocido como GG WP).

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Finalmente llega el momento que todos los fanáticos esperaban, el momento de recibir el trofeo. Entre gritos y aplausos. el equipo ganador junto a su entrenador levantaron la copa, momento exacto en que una gran cantidad de confeti inunda el escenario. La felicidad se tomaba el Coliseo Eduardo Dibos. Los jugadores victoriosos, los derrotados y los fanáticos aplaudiendo hacen la escena una postal inolvidable.

Mientras levantaban la copa, el equipo derrotado se retiraba del escenario, pero desde el momento que caminaron hacia la salida, los aplausos y gritos de apoyo se hacen escuchar. Todos reconocieron su esfuerzo.

Es probable que los eSports aún tengan un gran camino por recorrer, es probable que pasen varios años para que alcancen una popularidad similar a la de los deportes tradicionales, quizás aún más para que sean aceptados bajo esa categoría, pero sin duda es una escena que cada vez va cautivando a más personas.

Los 'hinchas' de estos deportes son muy similares a los que alientan a un equipo de fútbol, se compran las camisetas, llevan pancartas a modo de apoyo y gritan y alientan como si no hubiera mañana. Quizás son cosas distintas, pero la pasión que generan sin duda algo tienen común.

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