El Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a un par de hackers chinos, identificados como Li Xiaoyu y Dong Jiazhi, de concretar ataques para robar información sobre el desarrollo de la vacuna contra el COVID-19, para beneficio de los servicios de inteligencia del gigante asiático.
Según las autoridades norteamericanas, todo es parte de una larga campaña de robos informáticos originados desde China u que han afectado a diversas industrias, incluyendo contratistas de defensa y compañías de energía solar. Inicialmente los hackers también habrían robado información de activistas de derechos humanos, bajo órdenes de los oficiales chinos, pero durante este año su foco se ha dirigido al robo de investigación relacionada al desarrollo de vacunas contra el coronavirus.
Los oficiales judiciales de Estados Unidos indican también que Xiaoyu y Juazhi no solo trabajaban para los servicios de inteligencia de China, ya que también concretaban acciones por su cuenta para enriquecerse ilícitamente.
Aunque la acción de Estados Unidos, que incluye una acusación asegurada, es la primera de su tipo, se espera que los hackers no enfrenten ningún tipo de juicio, ya que no existe tratado de extradición entre ambos países.
Más aun, la acusación surgió en medio del refuerzo de las críticas de la administración Trump contra China, tanto en lo que concierne al espionaje como a la falta de contención del COVID-19.
Previamente, Estados Unidos ya había acusado a Rusia de intentar robar información sobre el desarrollo de vacunas.