En el mundo de las aplicaciones, existen varias que están por estar. Algunas pre-instaladas por el fabricante, otras por el operador móvil, y otras porque la usamos una vez y la pereza nos impidió desintalarla. Pero están también las otras que son indispensables, aunque no necesariamente espectaculares en funcionamiento. Justamente de una de ellas me referiré en este post: hablo de Facebook Messenger.
Si de mí dependiera, Telegram sería el servicio de mensajería con el que comunicarme con todos mis amigos, pero podría decirse que con suerte el 10% de mis contactos lo usa. Ante ello, solo me queda aceptar el reinado de Facebook Messenger y, obvio, WhatsApp (pero de éste no me referiré por ahora).
Facebook Messenger tuvo desde un comienzo una forzada implementación y podría decirse que desde ahí jamás le tuve aprecio. Pretendía ser el chat simple de Facebook pero de un momento a otro la red social la convirtió en otra pseudo red social y nos obligó a instalarla en el celular. Fue en momentos donde recién se hablaba del mobile first y por supuesto Mark Zuckerberg lo aprovechó.
Por allá en 2011 Facebook estableció que no se podría chatear en su aplicación oficial y que para ello se debía contar sí o sí con Messenger como app aparte.
Algunos la abrazaron inmediatamente, embobados por su burbuja emergente y sonido ensordecedor. Bien por ellos. Pero otros como yo, simplemente detestamos esa idea. ¿Qué es eso de andar obligando a las personas a usar una app aparte para conversar con la misma gente que lees en la aplicación oficial? Simplemente no lo concebía. No lo creía lógico, aunque tengo que confesar que el tiempo les dio algo de razón. ¿Por qué? Abajo explico.
Pasaron los años y la aplicación ya estaba como aparte en el teléfono. Pero en 2015 las cosas se tornaron demasiado inteligentes para el servicio de mensajería. En ese año, Facebook permitió que terceros pudieran trabajar en la app. Así fue como llegaron un montón de nuevas funcionalidades.
Los stickers eran ya demasiado básicos. Tenía que soportar videoconferencia, GIFs, estar vinculado a Spotify, contar con juegos, ser servicio de pago y ahora último, convertirlo en un Snapchat improvisado con soporte a realidad aumentada. Así las cosas, escribirse con otra persona con emojis no era suficiente y por eso, la app se puso demasiado pesada.
Producto de lo anterior, los reportes de gastos de batería se multiplicaron, saltando la app a ser uno de los servicios más devoradores de recursos en Android. Lo mismo de paso, con la aplicación aparte de Facebook.
Afortunadamente llegó un servicio de Facebook que corrige todo eso, gracias a su regreso a los inicios: Facebook Messenger Lite.
La aplicación está disponible sólo para Android, quien debido a su fragmentación, tiene distinto desempeño en móviles. Ante ello, nació esta versión más ligera del servicio de mensajería que es "más rápida, usa menos datos y trabaja en todas las condiciones de red", según la misma red social.
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Messenger Lite es lo mismo pero sin extra papas. Foto: Eduardo Woo / Mouse[/caption]
Fue en octubre del año pasado cuando se lanzó el servicio, sin embargo en mi caso lo comencé a usar en marzo, aburrido de los nuevos añadidos de Messenger.
¿Qué encontramos en Messenger Lite? Lo simple y básico de un chat: enviar emojis, fotos, audio y stickers. Y como bien prometieron en Facebook, todo se hace mucho más rápido.
A pesar de contar con equipos sobre la media gama y alta, éstos igual son castigado al trabajar con Messenger debido a su uso de recursos. Por que a pesar de ir elevándose los estándares de hardware, el software siempre parece exigir más.
Si bien Messenger Lite nació para mercados emergentes (en Estados Unidos no está disponible) donde existen Android de bajo rendimiento, es sin lugar a dudas una gran opción al actual Messenger lleno de esteroides, que querámoslo o no, lo tenemos que tener instalado porque están todos ahí ¯\_(ツ)_/¯.
No tendrás burbuja emergente, pero al menos tu batería y flujo de trabajo será más fluido.