Corría el año 1998 y el Game Boy ya consolidaba su noveno año en el mercado. La longeva consola portátil de Nintendo ya había pasado por un rediseño y a fin de año, tras casi una década mostrando juegos en diferentes tonalidades de verde, finalmente daría el salto a la era del color.
Hoy en día, una consola que dura 5 años en el mercado ya es considerado mucho, pero el Game Boy lograba mantenerse vigente, con prácticamente el mismo hardware antiguo gracias a una sola palabra: ingenio. Ya fuese a través de juegos cada vez más complejos como Pokémon o sacando accesorios que permitían extender la vida de las consolas, como el Super Game Boy el loa Cables Link, el Game Boy parecía no terminar de sacar sorpresas para sus dueños, quienes hace rato que dejaron de verla sólo como una consola.
Y el más claro ejemplo de esto ocurrió hace exactamente 20 años, cuando Nintendo lanzó al mercado una de sus ideas más extremas, pero a su vez más atractivas: la Game Boy Camera.
El extraño dispositivo lucía como cartucho de Game Boy con un tumor, pero hace 20 años atrás se trataba de un dispositivo altamente futurístico. Casi profético. La Game Boy Camera era, como lo dice su nombre, un cartucho que podía convertir tu consola en una cámara digital. Hace 20 años atrás, la fotografía digital aun era algo lejano para el consumo popular, que aun usaba los clásicos rollos y revelados como una forma de preservar sus recuerdos.
Pero la Game Boy Camera fue para muchos, el primera acercamiento a las fotografías con las que hoy no podemos dejar de vivir. Y a pesar de ser bastante abultada, en su momento fue certificada por el Guinness como la cámara digital más pequeña del mundo. Las fotos que podía sacar también distaban mucho de la calidad que hoy apreciamos. La resolución de sus imágenes era sólo de 128 x 112 pixeles, algo así como 0,20 Megapixeles y en escala de grises. Una cámara de celular tradicional de hoy de 12 Megapixeles, por ejemplo, cuenta con una resolución de 3968 x 2976.
Pero en ese tiempo no había punto de comparación y aunque los resultados se vieran pixelados, era un Game Boy tomando fotos. Y el resultado era algo así:
Ahora, una de las cualidades que tenía la Game Boy Camera es que su sensor podía rotar en su propio eje, para así apuntar tanto de manera posterior como al frente del usuario, tal como las cámaras frontales de hoy en día. De hecho, este modo te permitía, por primera vez para mucha gente, tomarte una foto viendo en un visor el resultado de manera inmediata, permitiendo así posar y ver el resultado de manera intantánea. Sí, se trataba de una forma muy precaria de sacar una selfie antes de que siquiera existiese la palabra selfie.
Ahora, no sería algo de Nintendo si solo tomara fotos. Gran parte de la diversión estaba también en editar estas fotos y dejarlas con cosas divertidas, tal como podemos ver en estos ejemplos que estaban incluidos en el juego.
Otra de las cosas que podías hacer era usar tu cara en diferentes actividades y minijuegos, todos muy sencillos, como una versión de Ball, uno de los primeros títulos de la serie Game and Watch, y también Run, donde simplemente debías correr y esquivar.
En total, son 30 las imágenes que puedes guardar en la memoria del cartucho, pero si querías conservar más, bueno, estás de suerte, ya que para ello existía el Game Boy Printer, otro sistema creado casi de manera exclusiva para esta cámara, la cual te permitía imprimir los resultados de tu memoria, en un papel de dudosa calidad. Es básicamente la misma tecnología con la que se imprimen las boletas.
Hasta la Nintendo DSi, la Game Boy Camera era la única manera de tener una cámara en una consola, y sin duda se convirtió en uno de los accesorios más llamativos de Nintendo. Una invención que no tiene la atención que merece, pero que sin duda adivinó que dentro de décadas después, todos estaríamos mirando de frente a un lente, poniendo caras extrañas y editándolas para mandarlas al mundo. Y pensar que todo eso partió con una pequeña idea que, como muchas de las cosas que hace Nintendo, simplemente parecía venir del futuro.