Durante varias temporadas, los Caminantes Blancos se instalaron como la promesa de un peligro inminente en Game of Thrones. Tan grande era su amenaza, que nadie podía poner en duda que era necesario unir a casi todas las fuerzas beligerantes de Westeros para hacerles frente. Por eso las expectativas para el combate contra los muertos eran gigantescas.

De hecho, tanto había en juego en la gran batalla en torno a los terrenos de Invernalia, que HBO demostró en pantalla que no están dispuestos a guardarse nada en el fin de esta historia.

Lo que nos dejó el más reciente capítulo, incluyendo a su carnaval de muertes significativas, fue un combate de alcances épicos a la altura de una producción cinematográfica. Algo nunca antes visto en la televisión.

Desde la reaparición de Melisandre hasta la forma en que establecen la irrupción de la horda de los muertos, y el ataque de Daenerys y Jon sobre los dragones, es importante destacar que la narrativa del capítulo fue generando a un arco dramático que fue creciendo exponencialmente.

Esto fue algo que se hizo de la mano de cierres de arcos de varios personajes secundarios, así como de la propia intriga y el manejo del suspenso en torno al plan que tenían los héroes para derrotar a los muertos y, más importante, la forma en que todo literalmente se va al carajo.

Clave fue la propia estructura de la batalla y el modo en que establecieron las sucesivas capas de la estrategia, destacando la forma en que manejaron el suspenso durante el llamado a prender la trinchera, así como a lo que rodeó el juego con la ventisca que impide que Daenerys cumpla su rol utilizando el fuego de su dragón.

Pero siendo esta Game of Thrones, no menor fueron los sucesivos quiebres en la historia, generalmente gatillados por las acciones del Rey de la Noche, quien demostró estar preparado para cada contraataque de los guerreros de Westeros. Sobre su dragón, y comandando a su legión de muertos, una y otra vez la batalla se puso cuesta arriba para los humanos, ya sea con los Caminantes Blancos superando las trincheras de fuego o entrando al castillo desde todas las direcciones.

En ese escenario, las secuencias épicas comenzaron a multiplicarse, como todo lo que rodeó a Lyanna Mormont y su choque contra un gigante, o lo que pasó en los cielos con el juego del gato y el ratón entre el Rey de la Noche y el tandém conformado por Jon Snow y Daenerys. Pero también hubo espacio para momentos de tensión notable, como el escape de Arya por los pasillos de Invernalia, que transformó a la serie en una propuesta de terror zombie en toda regla.

A partir de ahí, y con el gran giro de los muertos relacionado al Rey de la Noche, el capítulo estableció un apocalíptico escenario de fin de mundo sin esperanza alguna. Una a una fueron cayendo las opciones, mientras el avance de los muertos parecía inevitable en el objetivo final que representaba Bran. Todo lo que especulaban los fans, pasó. Desde el renacer en la cripta de los Stark hasta algunas despedidas que parecían inevitables.

Fue en ese escenario que, sin lugar a duda, los últimos 15 minutos del capítulo representan probablemente lo mejor que puede hacer una serie de televisión.

Lo que pasa en torno a Bran, Theon, El Rey de la Noche, Sir Jorah, Daenerys, Jon Snow y el dragón muerto llegó a otro nivel, debido a lo inevitable de un fin de mundo imparable. Pero también lo hizo por una resolución imprevista relacionada a Arya que, al mismo tiempo, tiene todo el sentido del mundo, desde la propia decisión de no bajar los brazos durante todo el combate o la forma en que todo se conecta con la lección que recibió.

¿Qué le decimos al Dios de la Muerte?

Pues simplemente: "No hoy"

Y así, con un salto contra el averno, la historia del Rey de la Noche concluyó bajo la mano de Arya. Y más que nunca, Game of Thrones entregó uno de los momentos más satisfactorios en una serie de televisión.

Pues claro, el desazón de la perdida y todo lo que estuvo en juego paró el respiro de toda la audiencia, quienes solo volvieron a recuperarse una vez que el acero valyrio concluyó la amenaza de los muertos.

El fin de Melisandre, que abandonó todo en una última caminata, también sirvió de epílogo para un capítulo que se sintió como una verdadera conclusión.

Quizás la gran guerra contra Cersei aún tiene que resolverse, pero por ahora nos queda un episodio que de seguro pasará a la historia. Y se lo merece, porque así de bueno fue por pagar deudas, entregar propina y dejar servida la mesa para todo lo que se viene. Como diría el meme, esto fue un manjar.