Game of Thrones: La batalla de la Larga Noche debía ser así de oscura
El uso de la luz y la oscuridad fue claramente una decisión artística que aportó a la progresión dramática de una batalla que necesitaba ahogar a su audiencia en la incertidumbre.
Bajo el nombre de "La Larga Noche", el más reciente episodio de Game of Thrones puso en pantalla cosas de un alcance y épica que nunca antes se habían visto en una serie de televisión, siendo más propios de las películas que llegan a la pantalla grande.
Pero el título del capítulo no solo es una alusión a la antigua batalla que cambió el destino de Westeros, y que dio pie a la creación del muro, sino que también a la decisión estilística de crear una batalla contra el ejército de los muertos a oscuras, sin la iluminación artificial que permitió, por ejemplo, dejar ver cada detalle de la batalla de "El Abismo de Helm" en la saga de El Señor de los Anillos.
Fabian Wagner, director de fotografía del episodio, en conversación con Vanity Fair, explicó que Game of Thrones, más allá de sus zombies y dragones, es una serie de televisión filmada de forma clásica y naturalista. A lo largo de los años, sus directores de fotografía han dependido de la luz del sol, la luz de la luna, la luz de las velas y el candor del fuego.
Mucho más que en otras realizaciones, la decisión artística sobre esta serie de televisión ha adoptado la iluminación en un entorno nocturno de forma natural, sin realzar fuentes artificiales de luz eléctrica, para representar cómo se verían realmente los castillos, prados y el resto de las locaciones del mundo de Westeros.
En ese sentido, Wagner recalcó que: "quería evolucionar la luz" a lo largo del capítulo, por lo que su trabajó se enfocó en que "la narrativa de la luz evolucionara con la narrativa de los personajes". Obviamente esa decisión fue de la mano del uso de la luz, como la espadas de fuego de los Dothraki, para realzar el suspenso.
Una vez que la luz de esas espadas se extingue, la audiencia entiende la amenaza imparable que representan los muertos. De ahí que la falta de luz también fue un factor en la narrativa propia de la batalla, dejando en claro su ejecución dramática.
Lo mismo sucede posteriormente con el uso del fuego para iluminar las trincheras o la forma en qué actúa el fuego de los dragones en medio de la ventisca. El uso de la luz tuvo un foco dramático explícito en el transcurso de una batalla que no tenía por qué revelar cristalinamente todos los detalles.
Al mismo tiempo, cada aparición de la luz representa un cambio en el opresivo escenario que los realizadores de Game of Thrones buscaron imprimir a los cerca de 90 minutos de combate bajo el mando del director Miguel Sapochnik. Y también, ese juego narrativa también ayudó a que los realizadores restringieran un poco el presupuesto, sin mostrar completamente a la gigantesca horda digital que acechó a Invernalia, en un capítulo de alto costo para la televisión, pero que no tenía cómo igualar los cientos de millones de dólares que maneja el cine para una realización de dos horas.
Personajes como Beric Dondarrion y Melisandre, ambos sirvientes del Señor de la Luz, canalizan la esperanza durante la batalla, ya sea haciendo un llamado a un Sandor Glegane, que se niega a seguir peleando por que no tiene sentido hacerlo, o elevando a Arya justo en el momento indicado, tras confrontar a los muertos en los pasillos y la casi absoluta pérdida de la esperanza. ¿Pero qué le decimos al Dios de la Muerte?. Pues, simplemente, no hoy.
En todo este debate hay que considerar las diversas formas de ver el capítulo. Verlo en HBO HD probablemente era una mejor alternativa que verlo en HBO SD o HBO GO, mientras que a futuro, y sin compresión alguna de la imagen, nada superará a una revisión en Blu-Ray o, ni hablar, Ultra HD 4K. Ese aspecto no puede no considerarse en la discusión.
En definitiva, la queja contra la poca visibilidad puede ser válida, pero también lo es la defensa que postula que todo la realización del capítulo se debe a una decisión artística. El manejo de la luz y la falta de ella fueron parte de la propia narrativa y eso es algo que no se puede desconocer, pues estaba ahí frente a nuestros ojos, aunque no pudiésemos verlo del todo.
Mal que mal, la noche es oscura y está llena de horrores. Y el horror lo es más cuando no lo puedes ver en completo detalle.
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