En noviembre del año pasado se dio a conocer que las secuelas de Mad Max estaban detenidas por una demanda de George Miller contra Warner Bros. En ese momento se dio a conocer que el origen de la disputa, impulsada en tribunales australianos, se basaba en un reclamo del director, quien argumentaba que el estudio no le pagó un bonus millonario por el hit de acción.
Su queja apuntaba a que debía obtener un bono de $9 millones de dólares si lograba que el presupuesto de la película fuese menor a $157 millones, reclamando ue no sobrepasaron los $154.6 millones de dólares en la realización de Mad Max: Fury Road.
La última novedad en esta disputa surge desde el Sydney Morning Herald e implica la publicación de los documentos que están en la Corte Suprema de Australia. En la acusación, George Miller y sus asociados apuntan a que el estudio actuó de forma "soberbia, insultante o reprensible" en su contra, "destruyendo" la relación que mantenían.
Desde el estudio, respondieron con una contrademanda que indica que la película terminó costando $185.1 millones de dólares. Más aún, acusan que se rompió el contrato, ya que debían entregar una película de 100 minutos con calificación PG-13, pero en cambio se entregó 120 minutos y una categoría R de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA). Y claro, también fue una que logró 10 nominaciones a los Premios Oscar, junto a elogios múltiples de la crítica y audiencia.
También hubo conflictos sobre las escenas filmadas, ya que Warner Bros insistió que no se llevaran a cabo las secuencias situadas en la Citadela de Inmortan Joe, y el equipo creativo no les hizo caso, mientras que George Miller y los otros productores aseguran que el estudio llevó a cabo decisiones que causaron "cambios sustanciales y retrasos" que forzaron refilmaciones no consideradas inicialmente. Estas, explican, elevaron los costos en $31 millones de dólares y cambiaron el corte inicial, pero no deben ser consideradas en los costos originales.
Otro problema entre ambas partes radica en el hecho de que Warner Bros. concretó un pacto con la productora RatPac Entertainment, la misma del vilipendiado Bret Ratner, para financiar la película, pese a que la productora Kennedy-Miller-Mitchell tenía un acuerdo para tener la primera opción para lograr esos recursos.
Esa suma de problemas a la larga tiene cualquier posibilidad de secuela paralizada, aunque Miller tiene escritos los guiones para una Mad Max 5 y una Mad Max 6. Y como van las cosas, es probable que estas simplemente no se lleguen a hacer.
Si ese es el costo de que el director y su equipo nos haya dado Fury Road, habrá que asumirlo. Es mejor "conformarse" con la gran película que ya existe.