En la nueva película de Enola Holmes que se estrenó en Netflix durante la semana pasada, Henry Cavill interpretó al famoso detective Sherlock Holmes.

Pero aunque probablemente a muchas personas les gustó la versión de Sherlock realizada por Cavill, esta representación del detective podría traerle problemas a Netflix.

Resulta que un par de meses atrás The Conan Doyle, los encargados del legado de Arthur Conan Doyle, demandaron a Netflix, Legendary Pictures, Penguin Random House y la autora de las novelas que inspiraron la película de Enola Holmes, Nancy Springer; porque su versión de Sherlock incluye un elemento que, según ellos, aún está sujeto a derechos de autor: emociones.

Sí, según precisa The Hollywood Reporter, The Conan Doyle argumentó que como Sherlock originalmente fue concebido como un personaje frío y las versiones del detective que muestran emociones (como en Enola Holmes) están sujetas a derechos de autor.

Esta demanda sin duda es algo particular y probablemente su resolución implicará grandes revisiones no solo sobre la historia de las publicaciones Sherlock sino que también respecto a la evolución del personaje.

En ese sentido, en una reciente entrevista desde la revista CQ decidieron preguntarle al propio Cavill qué opinaba sobre el tema.

“Quiero decir, honestamente, no tengo una opinión al respecto”, señaló Cavill al ser consultado respecto a la demanda. “Es un personaje de una página que elaboramos a partir del guión. Las cosas legales están por encima de mi salario”.

Pero claro, aunque el actor lógicamente no quiso meterse en ese entramado legal, no deja de ser llamativo que un factor de la demanda tenga que ver con su propia representación carismática de Sherlock, por lo que al ser consultado sobre “la primera vez que alguien ha demandado por daños y perjuicios debido a su actuación”, el actor de Man of Steel se limitó a decir: “Jaja, de verdad, ya nada me sorprende”.

Por ahora no está claro qué pasará a futuro con el Sherlock de Henry Cavill y hasta ahora no se han dado más actualizaciones sobre esta inusual demanda sobre quién tiene derecho a mostrar las emociones de Sherlock.