Por un lado, y para sorpresa de nadie considerando que Guillermo del Toro está involucrado en su producción, Historias de miedo para contar en la oscuridad es una película que luce muy bien. El aspecto tangible de sus efectos prácticos, tanto en la construcción de sets como en el diseño de sus criaturas, permiten que su propuesta de terror funcione con un atractivo visual muy por sobre la media de las películas de terror.
De ahí que en esta adaptación de la serie de libros de Alvin Schwartz, aprovecha completamente el espacio establecido por el papel, pues la obra original cuenta con ilustraciones que se transforman en el corazón pulsante de esta versión cinematográfica.
En contraste de esa situación, su historia cae en muchos lugares comunes y está plagada de lagunas cada vez que los monstruos no están en pantalla. Eso inevitablemente le juega bastante en contra a medida que se acerca a una previsible resolución, marcada por el vaivén entre lo esquemático de sus sorpresas y lo errático de su suspenso. Más aún, todo se ensombrece una vez que en la narrativa de sus escenas comienzan a notarse su estructura que rememora a un montón de otras películas y se hacen presente estilos de hacer que no son originales y que claramente inspiraron a sus realizadores.
Esa particular situación queda al desnudo luego de que sus protagonistas van cayendo uno a uno o cuando se entrelazan los elementos de película de mansión embrujada que le quitan la mayor gracia a su propuesta: los monstruos al centro de todo.
Aquello deja en claro que Historias de miedo para contar en la oscuridad debió haber sido una propuesta antológica y no una sola propuesta narrativa que lo encajona todo, que es lo que pasa en el resultado final.
En esta película todo es entrelazado por una sola gran narrativa que sigue a una adolescente que decide robar, durante la noche de Halloween. un antiguo texto que encuentra durante una incursión a una mansión clausurada en la que vivió una niña supuestamente maldita.
A partir de ese hecho, la joven se da cuenta que el libro en cuestión incluye tétricas historias aparentemente escritas con sangre y que supuestamente habrían sido escritas por la menor que pertenecía a la familia Bellows, quienes fueron clave en la historia de su pueblo.
Lo que viene a continuación es una historia de terror en donde el libro comienza a albergar nuevas historias, que se escriben aparentemente solas, pero que se van convirtiendo en realidad. La primera de ellas, por ejemplo, involucra al abusador del pueblo que atormenta al grupo de amigos principal y que toda su vida ha odiado al espantapájaros que está en su residencia. Obviamente, dicho muñeco inanimado cobra vida.
Todo se complica cuando los amigos de la protagonista comienzan a ser afectados por esas historias, lo que los lleva a intentar resolver el misterio tras la creación del libro mientras escapan de los peligros. Eso nos da una tétrica aventura que juega contra el reloj, ya que las historias de terror comienzan a escribirse durante cada noche.
Historias de miedo para contar en la oscuridad es una película que luce muy bien, pero que pierde puntos en su relato, lo que es clave en una película de terror. Al mismo tiempo, todo aquél que ha visto muchas propuestas de este tipo quedará con un mal sabor ante las notorias inspiraciones y réplicas que se generan a medida que avanza su historia.
Pero, repito, al menos los monstruos están muy bien y eso será algo que bastará y sobrará para los que no quieran pedirle más a esta producción. Por mucho que nada memorable quede de ello.
https://www.youtube.com/watch?v=OwshkT4C3RM