El año 2011, un bioquímico de Stanford llamado Patrick Brown decidió fundar Impossible Foods, una compañía de alimentos con una misión bastante ambiciosa: reemplazar el uso de animales en toda la cadena alimenticia del mundo. Y no lo harían cocinando ensaladas ni con croquetas de quínoa, sino que creando substitutos para satisfacer a los paladares carnívoros más exigentes.

La carne de soya ya existía durante mucho tiempo, pero Brown entendía por qué genera rechazo aun dentro de la comunidad vegetariana: es seca, muy salada y con un sabor que realmente no se parece en nada a la carne. Entonces, la misión imposible de esta empresa sería crear carne vegetal que se vea, sepa y sienta en el paladar como un buen corte de la carniciería.

El año 2016 lanzaron su primer producto, la Impossible Burger, una hamburguesa de vacuno con diferencias imperceptibles con respecto a las originales. ¿El secreto? Una sustancia obtenida de la soya llamada Hemo, la cual imita no solo el gusto, sino que el color y hasta el sangrado de una carne en sus diferentes puntos de cocción. Hoy la Impossible Burger se sirve en cadenas de comida rápida, restaurantes gourmet y desde hace poco ya se vende al público tradicional.

Y este año en CES, sus creadores presentaron el segundo paso de su plan para salvar a los animales y de paso, nuestra propia salud: el Impossible Pork.

El desafío era grande, ya que se ha visto mucho pollo o pavo de soya, pero la carne de cerdo, una carne grasa que está presente en toda la cadena alimenticia del estadounidense promedio: desde los sausages y el tocino que comen al desayuno, hasta en sus sándwiches.

Pero según explicó la compañía, realizarlo no fue tan complicado. Desde el punto de vista molecular, todos los tipos de carnes son muy similares, por lo que solo debió ajustarse el sabor y reducir el nivel de Hemo, para que tuviese una apariencia mucho más blanca. ¿Pero sabe bien? Bueno, para eso estamos.

La presentación en esta ocasión era como una suerte de hamburguesa, presentada con vegetales muy frescos y lo primero que salta a la vista es que, no solo se ve como cerdo sino que como un cerdo muy limpio. La grasa brilla por su ausencia, lo cual es bueno, y además, posee un aroma mucho menos pasoso.

Algo que también se traduce en el sabor, el cual es realmente increíble. El Incredible Pork sabe totalmente a cerdo y yo diría que los trazos de soya se notan menos que en la de vacuno. Tampoco es seca, algo que ya es costumbre en los productos de Impossible.

No solo yo quedé sorprendido sino que todo el resto de la fila, exigentes comensales gringos quedaban con la misma sensación. "This is amazing" es lo que se escuchaba. Un perfecto impostor que como un espía vegetal se infiltró de manera perfecta en el reino de las carnes.

Hablando con sus representantes, señalan que lo más importante para ellos y para romper la barrera de los carnívoros duros, es que se vea y sienta como carne animal, no solo al probarla sino también al cocinarla. Y el color cambiará dependiendo de la cocción.

El Incredible Pork es tan rico que terminé comiendo tres muestras ya que claro, quien puede resistirse al sabor de un delicioso sándwich de cerdo sin la grasa, el colesterol, el sodio ni nada de los excesos de la carne real. Y más encima, un cerdito conservó su vida.

La empresa ya está trabajando con Burger King para convertirlos en embutidos para sus productos, y además posee otro gran punto a favor: será la primera vez que la carne de cerdo estará dispuesta para una porción de la población que no lo consume por motivos religiosos.

Y es que da gusto ver como avanza una compañía que entendió que para hacer creer lo imposible hay que ir un paso más allá de simplemente querer cambiar el planeta, sino que cambiar una costumbre sin que nos demos cuenta.