Como nunca, el salón de pruebas tras la conferencia de presentación del Mate 30 Pro de Huawei, estaba particularmente lleno de gente. No sabemos si eran pocas las unidades para probar o mucho el interés, pero lo cierto es que como nunca, los periodistas y especialistas de todo el mundo citados en ese momento en la Messe de Munich se tuvieron que armar de paciencia para poder tener en sus manos a la nueva joya de la marca asiática.
Tras armarnos de paciencia, pudimos finalmente acceder a algunos minutos a solas con el teléfono. Amarrado por seguridad en la mesa del lugar, el Mate 30 Pro se dejaba ver como una prueba de que, a pesar de todas las trabas puestas por Trump, la compañía lanzó su equipo, lo hizo en Europa y lo presentó en Euros.
De todas formas, un velo de misterio sigue rodeando al equipo: no hay fecha de salida ni sabemos exactamente en qué mercados y bajo que condiciones aparecerá. Porque una cosa es clara: tal como lo vi en mis propias manos, este es un gran equipo de gama premium pero sin los servicios de Google, algo que para el mercado occidental es un terreno prácticamente desconocido.
Y es que hay algo indudablemente extraño en tratar de hacer la rutina de probar un equipo sin las apps de costumbre. En no poder buscar YouTube para ver como opera la pantalla. O poder buscar un mapa, colocarle una cuenta de Twitter o sacar una canción de Spotify. Por supuesto, con algo más de tiempo todo eso se puede hacer, es evidente, pero el apuro del momento me obligó a pasear por la propuesta técnica que Huawei hizo con este teléfono.
Una apuesta que, a pesar de venir con un teléfono marcado por la ira de Trump, sigue siendo de lo más interesante que se puede ver hoy en el mercado.
El diseño sin bordes, por ejemplo, es de esos que es increíblemente cómodo no solo a la vista, sino que también en la mano. La curvatura de su "pantalla en cascada" hace que pensar en ponerle una carcasa sea un crimen. Sus bordes son totalmente ergonométricos pero, además, brindan una apariencia mucho más amplia al equipo, que despliega sus 6,57 pulgadas a todo esplendor. No son los primeros en hacerlo, pero el resultado es sin duda, de lo mejor.
https://www.instagram.com/p/B2nEN2GFBO7/
Lo que no me gustó para nada es que hayan sacado los botones para controlar el volumen del equipo. En su afán para tener la pantalla más pura posible, Huawei conservó solo el botón de encendido y apagado del equipo, reemplazando el control del volumen por un sistema táctil que, la verdad, funciona muy extraño y no siempre, cuando se trata de una función que uno no debería aprender a usar, solo usarla.
Extrañé, también, que se hubiesen atrevido un poquito más en su propuesta del display. Adoptar los 90 Hz, por ejemplo, habría sido un golpe a las otras marcas grandes.
Sobre todo con el peso que este año la compañía le dio a mejorar el video, con locuras como la grabación a más de 7 mil cuadros por segundo. Cuando lo vi en la presentación, dudé demasiado. Pero después la probé in situ y sí, me sorprendió bastante.
https://www.instagram.com/p/B2mLB6DlsiW/
Y sí, es cierto, la cantidad de videos que sacamos realmente en cámara lenta es nula, pero yo lo veo más bien como un benchmark, como un hasta, como una herramienta que está ahí para recordarte que, además, esta vez por fin se puede grabar en 4K a 60 cuadros por segundo, o tomar videos en poca luz al igual que ocurre hoy con las fotos.
Por supuesto, las fotos también han mejorado, y me gusta que hayan apostado por mejorar lo que la gente realmente usa: la principal y el gran angular. El Zoom sí, sigue siendo interesante, pero no es tan monstruoso como el del P30 y la verdad es que no se siente que falte.
Finalizado mi tiempo con el teléfono, por supuesto que quedé con ganas de ver más: la verdadera duración de la batería, la calidad del audio e incluso su reconocimiento facial que sirve para desbloquear el teléfono, pero también para detectar cuando estás acostado viendo el teléfono para no voltear la imagen. Un montón de promesas vistas en la conferencia que de ser reales, serían bien gratas de ver.
Pero lo cierto es que tras esos minutos, me quedé con ganas de más. Sobre el Mate 20 Pro, de hace un año, la mejora es tremenda comparando con modelos. Y en el estado actual de la industria, a pesar de sus ripios producto del deseo de eliminar lo botones del equipo, es una nueva prueba de la visión de futuro que Huawei viene desarrollando hace un tiempo. Pero claro, un mundo sin Google es quizás uno para el que un analista de tecnología pueda estar dispuesto a experimentar, pero el impacto en público general es algo que aun no se puede medir. Y tal como las cámaras del Mate son una ventana al futuro de la fotografía digital, una revisión más a fondo nos permitiría saber si el futuro de este teléfono en su conjunto es uno que brilla o uno nublado. Y el problema no es que la probabilidad de que cada situación ocurra sea como lanzar una moneda, sino que la moneda está en manos de alguien que no quiere soltarla.