Impuesto digital: Por qué usar Netflix no es lo mismo que comprar una película

Netflix Illustrations Ahead Of Earnings
The Netflix Inc. application is displayed on an Apple Inc. iPhone arranged for a photograph in Washington, D.C., U.S., on Tuesday, Jan. 21, 2014. Netflix Inc., the largest subscription streaming service, is expected to release earnings data on Jan. 22....

Según el ministro de Economía, José Ramón Valente, las plataformas de streaming deben pagar impuestos porque reemplazan a la compra física. Está equivocado.


El gobierno de Sebastián Piñera anunció una serie de medidas que buscan reformar el sistema de recaudación fiscal para llenar las arcas del gobierno. Y uno de los puntos que más nos toca como usuarios de Internet es sin duda la llegada de los impuestos a servicios digitales.

La medida busca regular la creciente costumbre de comprarlo todo a través de la red y constará de dos pilares fundamentales: el primero es el más sencillo, ya que simplemente aumentará la fiscalización del pago de IVA y otros aranceles para las compras en línea que se hacen a través de Amazon o Ali Express y que no se están cobrando.

Pero esta reforma también busca tocar a otros servicios más intangibles, como lo son Netflix, Spotify y otros servicios de streaming de contenido, que operan en el país pero que no pagan ningún tipo de impuesto. Pero ¿Por qué se decide ahora que Netflix tenga que pagar un impuesto especial? En conversación con Teletrece, el ministro de Economía, José Ramón Valente, explicó la razón que hay detrás del llamado impuesto a Netflix.

Ahora que se inventó que no llegue el CD, es la misma película pero no paga impuesto. Ese es el sentido que tiene este impuesto, que en realidad estás comprando el mismo bien, estás comprando la película, que antes la comprabas en un bien físico que era un CD y que ahora la compras digital y por el hecho de pasar de físico a digital no estás pagando impuestos.

El principal problema de este razonamiento del ministro es la imprecisión con la cual explica como funcionó y como funciona Netflix. Primero, un poco de historia.

Efectivamente Netflix comenzó lidiando con discos, películas en DVD a los que los usuarios podían acceder a través de una suscripción pero siempre a modo de arriendo. Netflix nunca ha vendido una película. El sistema que tenían estaba basado solo en Estados Unidos, y que funciona hasta el día de hoy, implica recibir una película en un sobre, por correo, y devolver tu película en el mismo sobre. Cuando Netflix llegó a Chile y el resto del mundo, lo hizo con su sistema de streaming.

Pero cuando usamos Netflix ¿Qué es lo que realmente estamos haciendo? ¿Estamos comprando películas o es algo más?

Claramente es algo distinto. De partida, Netflix no puede asegurar el acceso a todo el contenido. Sabemos que la empresa maneja derechos de sus series y películas que expiran y modifican el catálogo de la aplicación todos los meses. Y eso afecta, obviamente, al acceso que tienen los usuarios a una serie o película. Va más allá del hecho de que si no tengo internet no puedo ver Netflix, es que el catálogo del servicio es tan volátil que incluso cambia dependiendo del país en que te conectes.

Y eso es claramente muy distinto a comprar un disco. Comprar un DVD no solo te da acceso ilimitado a la obra, sino que también lo puedes respaldar (para consumo personal), lo puedes prestar, incluso lo puedes vender en el futuro si es que te aburrió. Nada de eso ocurre con Netflix (bueno, quizás prestar tu clave) ya que uno no paga por las películas, sino que por el acceso al catálogo. En definitiva, pagas para poder ver el contenido que los derechos que tiene Netflix te permiten, y nada más.

Si un día Netflix quiebra, se cae el servidor o todo Hollywood decide darle la espalda, esa película o serie deja de existir y no puede alegar, eso porque la responsabilidad de Netflix no está en asegurar el contenido, sino que el acceso a él.

Lo mismo pasa con Spotify, a quien Valente comparó con ser "un bien tangible" y lo igualó a la acción de "comprar un cassette". Nada de lo que está en ese servicio es nuestro, sino que pagamos por el permiso a acceder al sistema.

Por lo mismo, hay un debate de fondo con respecto a la naturaleza de este impuesto, ya que la transacción que hacemos es con los dueños de estos derechos, y ninguno de ellos está basado en Chile. ¿Corresponde gravar, entonces, a una compañía solo porque se usa mucho en un país? Bueno, la experiencia internacional dice que no existe ningún problema.

Países como Argentina, Colombia, Australia y el propio Estados Unidos poseen impuestos para estos servicios, en proporciones que van desde el 6% en la tierra del tío Sam hasta el 21% en Argentina. Y Chile no hace más que sumarse a esta tendencia.

La buena noticia, para nuestros bolsillos, es que el impuesto que se aplicará a estos servicios será más bajo que el IVA, e incluso el ministro Valente adelantó que las mismas empresas que ofrecen los servicios podrían subsidiar o hacerse cargo de este impuesto. Dicho de otra forma, lo más probable es que termine convertido en un impuesto por operar dentro de Chile, lo cual es muy distinto a lo que el mismo titular de la cartera mencionaba en la misma entrevista.

Por lo pronto, habrá que prepararse en caso de que este costo termine pasando a manos de los usuarios porque sí o sí el impuesto viene, por mucho que la iniciativa se modifique durante su discusión en el Congre.

Lo importante es que quede claro que, aunque ahora tenga un impuesto, esto no va a cambiar el hecho de que las películas de Netflix no son ni serán nunca tuyas, y que la única forma de ser dueño de ellas es con el viejo y querido disco.

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