Antaño, cuando se concretaba la muerte de un personaje relevante en los cómics, las historias cobraban verdadera importancia. Sucedió, por ejemplo, con la muerte de Gwen Stacy en los cómics de Spider-Man y también con el magro destino inicial de Jason Todd como Robin o en la muerte de Barry Allen, que dio su vida durante los hechos de Crisis en Tierras Infinitas.
La muerte de Superman cambió todo. Su deceso a manos de Doomsday, y posterior rápida resurrección, generó una tendencia lamentable. Ese hito, que es uno de los cómics más vendidos de la historia, dio pie a relatos dependientes del marketing y a la necesidad de vender un mayor número de cómics.
De hecho, a grandes rasgos, la muerte de Superman literalmente mató a la muerte en los cómics. Paulatinamente ese tipo de historias perdieron fuerza, instalándose una idea: cuando muere un superhéroe, las ventas se elevarán, pero al mismo tiempo se pierde valor en el relato, ya que todos saben que inevitablemente regresará.
Ninguna muerte es permanente en los cómics, salvo la del tío Ben y los Wayne. Aunque sus casas editoriales se las han ingeniado para, de una u otra forma, reincorporarlos en algunas historias.
Con todo eso en cuenta, ahora nos enfrentamos a Infinity Wars, el nuevo evento de Marvel Comics, que llevó todo al extremo.
Spoilers a continuación.
El primero número de Infinity Wars presentó a Gamora como la persona tras la figura de Requiem, la nueva amenaza del universo. No solo asesinó a Thanos, su problemático padre adoptivo, sino que también se puso como objetivo la recolección de las gemas del infinito para recuperar una parte de si misma que por años estuvo encerrada al interior de la gema del alma.
En el camino, y cortesía de su espada potenciada por la gema del poder, Gamora no tuvo problemas a la hora de matar a Star-Lord, quien intentó hacerla cambiar de parecer y detener la locura que estaba causando su nuevo objetivo que la enfrenta a todos los héroes del universo.
Pero Infinity Wars #2 es un número que no solo viaja al "pasado distante" para establecer cómo Gamora estaba destinada a ser el alma que eliminaría a Thanos, y a hablar con la cabeza cercenada del titán loco, sino que también deshace fácilmente la muerte de Peter Quill.
Y todo eso se concreta gracias a la gema del tiempo que tiene en su poder el Doctor Strange, quien utiliza su poder para deshacer en menos de cuatro páginas a la muerte de Star-Lord que cerró el fin del número anterior. Es decir, un nuevo ejemplo de una muerte fútil.
¿Por qué Doctor Strange no hace eso todo el tiempo? ¿Por qué no vuelve atrás en el tiempo en cada número en que tiene en posesión la gema? La verdad es que esas cosas a veces no importan, porque "cómics".
Además, lo interesante es que todo el número aborda cómo la muerte perdió valor. Gamora no tiene problemas para hacerse adicionalmente de la gemas de la realidad, tiempo y mente. Más aún, también se hace de la gema del alma cortándole la cabeza a Adam Warlock.
Sin embargo, ella no le da ninguna clase de valor a esa muerte. "Volverás sea como sea. Siempre lo haces", se dice a si mismo Gamora.
Y es que así están las cosas. Vuelven. Siempre vuelven de la muerte. Las muertes en los cómics perdieron todo su valor.