IRC e ICQ: Un abuelo en el asilo de los chats
Un ruido anuncia que entraste a un lugar especial. Estás fuera de tu casa. Nadie puede llamar, interrumpir o molestar. Estás en un lugar donde la gente es amigable e intercambia experiencias. Algún día, ese lugar, se llamó internet.
Antes que existiera Messenger, Whatsapp, Blackeberry, Gtalk y Facebook, la gente también se podía comunicar por internet. Sé que para algunos (millennials) puede parecer sorprendente, pero sí, desde mediados de los 90 había programas computacionales que nos permitían evadir los millonarios cobros por hablar por celular y los teléfonos fijos ocupados. Pero su interfaz en la pantalla era tosca, compleja y requería práctica para conocer los recovecos para sacarle el máximo provecho. Incluso, se podían bajar películas y MP3, en tiempos anteriores al desaparecido Napster.
Es un poco de historia antigua moderna, esa que dependía de los 56 KB de conexión por red telefónica, esa que emitía el singular chirrido que reconocemos en cualquier parte del mundo. Todos sabemos que pasaba si alguien trataba de hablar por teléfono en la casa cuando estabas navegando por buscadores como el Altavista o Yahoo… adiós conexión.
El primero de esos programas es el mIRC (Internet Relay Chat). Se trataba de un sistema en que se ingresaban a salas de chats, todo en base a texto, donde podías conocer personas y elegir con quien hablar. Algunas salas incluso permitían el traspaso de datos, como películas y MP3, y otras eran temáticas como Anime, música, películas. Incluso, se generaban salones con comunas y sectores de Santiago.
Era una verdadera jungla. Ahí el sistema era simple, te ponías de acuerdo con tus amigos para entrar a las salas y chatear. Fue en este sistema donde conocí varias bandas y estilos musicales que no eran masivos y de difícil acceso. Algo muy valioso en ese entonces, porque, por ejemplo, siendo un joven de 16 años podía ir con esa información al Persa Biobío un domingo y comprar un disco solista de algún guitarrista, el death metal más brutal o música electrónica. Ahora todo es inmediato, basta con entrar a Youtube.
El segundo programa que fue bastante masivo, pero finalmente enterrado con la aparición del Microsoft Messenger, era el ICQ (sigla derivada de la frase I seek you). Ahí te podías comunicar directamente con tu amigo, sin la necesidad de buscarlo en salas de chats. Su éxito se basaba en que cada usuario tenía un número llamado UIN (Universal Internet Number) y lo podías contactar directamente. Permitía el chat de voz y envío de archivos. Una salto moderno en ese tiempo. Ni hablar de emoticones ni animaciones.
Fueron varios años en que esas comunidades exploraban los inicios de las redes sociales que con el paso de los años se desbocaron y coparon cada centímetro de nuestras vidas, pasando de meras herramientas de comunicación a necesidades esenciales por la forma de vida actual. Una exploración inocente, cuyo afán sólo era hablar con otro y descubrir los secretos de internet… de ese ruido inconfundible del módem… explorar un mundo del que no existía acceso. Ahora, ya es prehistoria.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.