De un tiempo a esta parte las “cancelaciones” se han convertido en algo común a través de redes sociales, y al parecer a un grupo de 150 escritores, académicos y activistas eso no les parece bien.

El pasado martes 7 de julio 150 figuras, incluyendo a nombres como J.K Rowling, Margaret Atwood, Noam Chomsky, Gloria Steinem y Garry Kasparov; firmaron una carta publicada en la revista Harper criticando a la “restricción del debate” en la cultura moderna.

La carta titulada “A Letter on Justice and Open Debate” (”Una carta sobre la justicia y debate abierto”) argumenta que, pese a que las personas que la firman están a favor de las protestas y demandas por " una mayor igualdad e inclusión en nuestra sociedad”, están en contra del “ajuste de cuentas” que se instalado de la mano de ello.

“El libre intercambio de información e ideas, el alma de una sociedad liberal, se está volviendo cada vez más restringido”, dice la carta. “Si bien hemos llegado a esperar esto en la derecha radical, la censura también se está extendiendo más ampliamente en nuestra cultura: una intolerancia de puntos de vista opuestos, una moda de la vergüenza pública y el ostracismo, y la tendencia a disolver cuestiones políticas complejas en una ceguera moral. Mantenemos el valor de la contra-voz robusta e incluso cáustica de todos los sectores”.

“Pero ahora es demasiado común escuchar llamados a represalias rápidas y severas en respuesta a las transgresiones percibidas del habla y el pensamiento”, añade el documento. “Más preocupante aún, los líderes institucionales, en un espíritu de control de daños en pánico, están aplicando castigos apresurados y desproporcionados en lugar de reformas consideradas”.

De acuerdo a The New York Times, esta carta fue encabezada por Thomas Chatterton Williams, un columnista de la revista Harper y colaborador de The New York Times Magazine, y comenzó a gestarse hace aproximadamente un mes.

Según Williams cerca de 20 personas contribuyeron a la redacción de la carta y esta fue distribuida para obtener firmas en un proceso que habría sido “orgánico” y a la vez habría apuntado a “conseguir un grupo que fuera lo más diverso” en materia política, racial y otros sentidos.

La carta concluye señalando que quienes la firman creen que “esta atmósfera sofocante dañará en última instancia a las causas más vitales de nuestro tiempo. La restricción del debate, ya sea por parte de un gobierno represivo o una sociedad intolerante, invariablemente perjudica a quienes carecen de poder y hace que todos sean menos capaces de participar democráticamente”.

“La forma de derrotar las malas ideas es mediante la exposición, la discusión y la persuasión, no tratando de silenciarlas o desearlas. Rechazamos cualquier elección falsa entre justicia y libertad, que no puede existir la una sin la otra”, sentencia la declaración.

Inevitablemente la publicación de este documento generó críticas en redes sociales, particularmente porque algunas de las figuras que la firmaron, como J.K Rowling, precisamente han sido sujeto del escrutinio público recientemente.

A través de su cuenta personal de Twitter, la autora no se hizo cargo de esas críticas y compartió la carta diciendo: “Me sentí muy orgullosa de firmar esta carta en defensa de un principio fundamental de una sociedad liberal: debate abierto y libertad de pensamiento y expresión”.

Pero mientras Rowling apoyó públicamente el documento, tras su publicación la historiadora Kerri Greenidge aseguró que, pese a que figuraba entre las personas que originalmente firmaron la carta, nunca había apoyado el documento.

Una vocera de la revista Harper le dijo a The New York Times que habrían chequeado las firmas antes de publicar la carta, pero que aún así removerán el nombre de Greenidge de la publicación.

Aunque J.K Rowling no fue la única persona que apoyó esta carta, la firma de la autora es particularmente llamativa considerando que en las últimas semanas ha estado en el centro de la polémica debido a sus comentarios sobre la comunidad transgénero. Algo que no solo ha propiciado críticas de los actores de las películas de Harry Potter contra la autora, sino que también ha dado pie a que incluso sitios de fanáticos de la franquicia se distancien de ella.