Durante las dos últimas décadas, John Cena se instaló como la cara de la WWE. Desde su debut en junio de 2002, en una confrontación contra el legendario Kurt Angle, el luchador fue el foco de los eventos principales, todas las principales historias giraban en torno a su personaje y paulatinamente ganó múltiples campeonatos hasta instalarse como el hombre que más veces ha ganado el título de la WWE.

Un sector de los fans hizo notar su desprecio con abucheos e insultos, pero su despliegue en el ring con el tiempo también le valió el respeto por su desempeño y entrega, en la que logró ser parte de grandes peleas con rivales como Edge, CM Punk, Randy Orton, AJ Styles y Shawn Michaels, por nombrar a algunos de sus rivales.

Pero el año 2018 representó finalmente su salto a Hollywood tras su exitosa participación en varias comedias que lograron ser un éxito de crítica y recaudación. Más que nunca, su ausencia sobre un cuadrilátero de la compañía de Vince McMahon se hizo presente y el propio luchador así lo reconoce en entrevista con Sports Ilustrated.

Según Cena, actualmente está en el "crepúsculo definitivo" de su carrera en un ring, por lo que hará lo que sea necesario para establecer a su sucesor en la WWE. "Es una gigantesca carrera de relevos y estoy en la fase en la que estoy entregando la barra. Mi tiempo terminó, ahora es el tiempo de otro", recalcó recordando la letra de su clásica canción de presentación en la WWE.

El problema para la WWE es que el elegido para tomar ese relevo era Roman Reigns, quien este año se alejó de la compañía para someterse a un tratamiento contra la leucemia que lo aqueja.

Y por ahora, no hay mayores nombres jóvenes que puedan tomar la tarea que tomó Cena en su momento, siendo la cara de la WWE y transformándose en un verdadero héroe para los niños, lo que lo llevó a ser una de las máximas celebridades asociadas a la fundación Make-A-Wish.