Aunque poco a poco esta tecnología se ha abierto paso en el cine y otras industrias, Keanu Reeves remarcó que no tiene una buena impresión sobre los deepfakes.
En una reciente entrevista con Wired el actor de John Wick confirmó que sus contratos incluyen una cláusula que impide alterar sus actuaciones sin su autorización expresa.
Reeves explicó que aquella cláusula aplica a los retoques digitales y no al proceso tradicional de montaje de una película. Todo mientras la existencia de esa consideración derivó de un inesperado añadido digital que ocurrió en una de sus cintas décadas atrás.
“Sí, (no pueden hacer retoques) digitalmente. No me importa si (editan que) alguien parpadea durante una escena”, dijo Reeves. “Pero al principio, a principios de la década de 2000, o podría haber sido en la década de 1990, tuve un cambio de actuación. Agregaron una lágrima a mi rostro, y yo estaba como, ‘¡¿Eh?!’ Fue como, ni siquiera tengo que estar aquí”.
Como pueden imaginar ese rechazo de Reeves a las ediciones digitales también implica una distancia entre el actor y la tecnología conocida como deepfake que básicamente usa inteligencia artificial para recrear rostros y movimientos.
Así, al ser consultado directamente por su opinión sobre los deepfakes, Reeves planteó que son algo que lo asusta y considera que es una propuesta que debería tratarse con cuidado.
“Lo frustrante de (los deepfakes) es que pierdes tu agencia“, dijo Reeves. “Cuando actúas en una película, sabes que te van a editar, pero estás participando en eso. Si entras en la tierra del deepfake, no tiene ninguno de tus puntos de vista. Eso asusta. Será interesante ver cómo los humanos manejan estas tecnologías. Están teniendo tales impactos culturales y sociológicos, y la especie está siendo estudiada. Hay tantos ‘datos’ sobre los comportamientos ahora. Las tecnologías están encontrando lugares en nuestra educación, en nuestra medicina, en nuestro entretenimiento, en nuestra política y en cómo luchamos y cómo trabajamos”.