Netflix sorprendió con la presentación de La Maldición de Hill House, una serie que adapta la clásica novela de Shirley Jackson con sólidos resultados.

De hecho, la historia presentada a lo largo de sus 10 episodios han llevado a que no pocos estimen que esta producción es por lejos la mejor serie de terror estrenada hasta ahora, ya sea en televisión o en un servicio de streaming. Con esa recepción, uno de los elementos que siempre generará discusión es el final de una historia.

Y esta adaptación, dirigida por Mike Flanagan, no está ajena a ese tipo de debates. Para algunos, el final cierra de forma perfecta la historia de una familia cuyas vidas fueron oscuramente influenciadas por el corto período de tiempo que pasaron en la mansión. Para otros, se trata de una decisión narrativa que le baja los puntos a la tétrica historia.

Lo siguiente implica spoilers. Si no han visto la serie, no sigan leyendo.

El último episodio de la serie presenta a los miembros sobrevivientes de la familia Crain atrapados al interior de la Hill House. Asimismo, ahí se revela que a pesar de que por años creyeron que nunca pudieron entrar a la habitación con la puerta roja, sí pasaron mucho tiempo en su interior, claro que sin darse cuenta.

La habitación simplemente cambió para entregarle a los niños Crain precisamente lo que querían: una casa en el árbol, un estudio para bailar o una sala de videojuegos. Ahí, en medio de ese siniestro lugar que los consumía poco a poco, existía sola una pista distinta: una ventana rectangular en el fondo.

La serie concluye con los sobrevivientes de la familia Crain escapando del lugar, lo que da pie a un montaje que los presenta finalmente recuperándose tras todo los sufrimientos que generó su experiencia en la mansión.

La última secuencia, antes de que nos muestren los deshabitados rincones de la tétrica casa, nos presenta al menor de los hermanos, Luke, celebrando sus dos años alejado de las drogas junto a su familia.

Ante eso, el director abordó con Thrillist el final que estuvo contemplando hasta último minuto y que habría dado un giro oscuro, desolador y deprimente.

"Una cosa que puedo decir es que conversamos durante mucho, mucho tiempo sobre poner la ventana de la Sala Roja, esa rara ventana vertical, en el fondo de esa toma. Pero al final decidí no hacerlo. Era demasiado cruel", reveló Mike Flanagan.

"Sí conversamos demasiado sobre la posibilidad de que todo no fuera real en la versión que decidimos hacer. Pero sí creo que es absolutamente real. Nos comprometimos a esa ruta de acción", agregó el director.

El cierre de la historia no fue una ilusión, pero lo que contemplaron en algún momento, probablemente habría dejado contentos a aquellos insatisfechos con el final feliz. Pero, claro está, también habría dejado por el suelo a todos los que han seguido con atención la historia de la familia Crain.