Con la llegada de la Xbox One X al mercado esta semana, queda claro que, al menos en lo que respecta al hardware, Microsoft es el líder indiscutido en la guerra de las consolas. Sin embargo, la compañía no ha logrado cautivar al público a pesar de la calidad de sus consolas por un detalle no menor: la cantidad de contenido exclusivo que tiene es muy inferior al de su competencia.
Mientras Nintendo y PlayStation llenan de juegos hechos por sus estudios, o bien, con acuerdos de exclusividad que se respetan, el panorama de la Xbox One no se ve muy especial para el futuro. Este año la compañía norteamericana solo ha logrado sorprender con Cuphead y el nuevo Forza, mientras se vio obligada a retrasar títulos como Crackdown 3 y otros, como Scalebound sencillamente fueron cancelados.
Y si pensamos que Minecraft, la mayor propiedad intelectual que maneja Microsoft al día de hoy, está disponible en todas las otras plataformas, la necesidad por contar con material que motive la compra de las consolas es crítica.
Esta preocupación ya está llegando a Redmond, tanto así que en una entrevista con Bloomberg, Phil Spencer, el jefe de la división de Xbox, señaló que Microsoft ya está en un proceso agresivo para adquirir y crear nuevos estudios enfocados en el diseño de juegos y experiencias hechas sólo para la consola. Un decisión que quizás debieron haber tomado antes de haber decidido cerrar los estudios Lionhead y Press Play.
La idea de Microsoft será apuntar al nicho de los juegos multijugador online, como lo está haciendo ahora con Sea of Thieves. Lo cierto es que aun cuando tengan la consola más potente del mercado, Microsoft ya no puede seguir dependiendo de Forza, Halo y Gears of War como sus únicas diferencias con respecto a la competencia, y en un mercado donde los juegos aparecen prácticamente en todas las plataformas, las exclusivas, más que nunca, están haciendo la diferencia.