Un gran evento marcado por finales abruptos y anticlimáticos fue la tónica que tuvo la edición 2017 del evento Money in the Bank, que en esta ocasión perteneció de manera exclusiva a la marca Smackdown. Los tres campeones que disputaron sus títulos retuvieron sus cinturones, por lo que literalmente la única novedad del PPV fue conocer la identidad de los nuevos dueños de los maletines con los contratos para retar cuando y donde quieran a los campeones máximos de la marca azul.
La noche comenzó con la histórica lucha de Money in the Bank femenina, la primera en su tipo en la que Charlotte, Tamina, Becky Lynch, Natalya y Carmella dejaron claro que el nivel de la lucha femenina está lo suficientemente desarrollado como para entregar una excelente y caótica lucha de escaleras.
Todo bien hasta el final.
Cuando todo el elenco estaba en el piso sin ánimo de levantarse, Becky Lynch aparece rápidamente para subir por la escalera, y justo cuando va a tomar el maletín, James Ellworth, el acompañante de Carmella, empuja la escalera y deja KO a la pelirroja. Hasta ahí, todo bien, todo parte de las reglas, pero luego, tras darse cuenta que Carmella no reacciona, Ellsworth decide hacer algo impensado:
Así es, la primera persona en la historia que saca el maletín femenino de Money in the Bank fue un hombre. Gracias Vince.
De todas formas, Jaimito deja caer el maletín y se lo pasa a Carmella, quien en ese momento se convierte en la primera Miss Money in the Bank de la historia, aun entre medio de polémicas y discusiones de árbitros que casi llegan a pedir el VAR.
Esta situación anómala fue rápidamente atendida por Daniel Bryan, quien regresa a Smackdown Live este martes y que según dice su cuenta de Twitter, será el primer tema a discutir en el programa. ¿Será que programe una lucha esa misma noche entre Becky y Carmella por el maletín?
https://twitter.com/WWEDanielBryan/status/876599379808923648
Pero bueno, luego de esa lucha, el evento principal del PPV entregó todo lo que prometía: seis de los mejores luchadores de la empresa dándolo todo para alcanzar el maletín y soñar en quitarle su cinturón al hasta ahora imbatible Jinder Mahal.
Quizás lo único malo que podemos decir sobre esta pelea era lo predecible de su resultado, pero eso también es mérito de la WWE, que ha sabido construir tan bien el personaje de Baron Corbin, que verlo alzando el maletín en esta oportunidad parecía el paso lógico.
Y todos sabíamos que la lucha sería sobre Corbin desde el momento en que ingresa a la batalla, interrumpiendo la entrada de Shinsuke Nakamura, atacándolo con una escalera y una cámara de TV, lo que lo dejó fuera de acción durante dos tercios de todo el match.
Tras eso, la pelea se convirtió en un festival de spots, donde cada uno de los, entonces cinco participantes, tuvo su oportunidad de demostrar su talento: Sami Zayn y Kevin Owens siguieron su rivalidad eterna, AJ Styles demostrando que es el mejor ser humano del universo, Dolph Ziggler vendiendo todo lo que tenía que vender y Corbin, a la espera, atacando y recibiendo en vez de ser el clásico heel cobarde.
De hecho, el primer momento de victoria de Corbin se ve interrumpido por el regreso de Nakamura, quien recibió una de las ovaciones más grandes de toda la noche y un público que coreaba su canción de entrada incluso después de haberse terminado.
Y lo que nos terminó llevando al mejor momento de la noche:
Nakamura y Styles, nuevamente en el ring, ahora, de la WWE. Luchando por ese maletín y entregando solo un adelanto de lo que podría ser un gran feudo de cara a Summerslam o quien sabe, incluso Wrestlemania. Luego de una exhibición de luchitas de la mejor calidad, Nakamura y Styles se acordaron de que estaban en una pelea de escaleras y decidieron subir por el maletín. El público en la arena y en sus casas estaba al borde de sus asientos.
Y luego Corbin hace lo suyo.
Esto es, para mí, un momento que define carreras. Sencillamente no se puede ser más rudo con la audiencia que eliminar, de una sola vez a las dos estrellas más aplaudidas de la noche -bueno, después de Randy Orton quien jugaba de local- y luego, quedarse con el premio mayor.
Gracias por tanto Baron Corbin.
En resumen, un evento donde literalmente lo único que ocurrió fue en la primera y en la última pelea y que nos muestra que la WWE sigue siendo maestra en lo que más sabe hacer: decepcionar y hacer bien las cosas en la misma noche.