En septiembre del año pasado, Nona Gaprindashvili, una famosa ajedrecista soviética de la década de los 60, demandó a Netflix en un tribunal federal por imprecisiones en cómo se le había retratado.
Gaprindashvili alegó que la serie había afirmado que ella “nunca se había enfrentado a hombres”, a lo cual argumentó que el diálogo había sido “extremadamente sexista y denigrante” y que de hecho sí se enfrentó a 59 competidores masculinos en 1968, mismo año en que se desarrolla Gambito de dama.
Netflix buscó desestimar la acusación argumentando que el programa es una ficción y que la Primera Enmienda estadounidense otorga una amplia licencia artística a los creadores. Sin embargo, durante este jueves, la jueza federal de distrito Virginia A. Phillips no estuvo de acuerdo y determinó que Gaprindashvili tenía un argumento plausible por ser difamada.
La jueza además declaró que las obras de ficción no son inmunes a las demandas por difamación si se menosprecian a personas reales.
“Netflix no cita, y el Tribunal no tiene conocimiento, de ningún caso que excluya las demandas por difamación por la representación de personas reales en obras ficticias”, detalló Phillips. “El hecho de que la serie fuera una obra ficticia no aísla a Netflix de la responsabilidad por difamación si todos los elementos de la difamación están presentes”.
La difamación se da por una línea en específico en el final de la serie, cuando la protagonista Beth Harmon logra convertirse en campeona internacional de ajedrez al derrotar a su contrincante masculino, un locutor afirma: “Elizabeth Harmon no es para nada una jugadora importante según sus estándares. Lo único inusual en ella, realmente, es su sexo. E incluso eso no es único en Rusia. Está Nona Gaprindashvili, pero es la campeona mundial femenina y nunca se ha enfrentado a hombres”.
Netflix por su parte, argumentó que consulto a dos expertos en ajedrez ser precisos en la serie y y que los creadores del programa no pretendían ofender a Gaprindashvili. “La referencia de la serie a la demandante tenía la intención de reconocerla, no de menospreciarla”, argumentaron los abogados de la compañía.
En el fallo, Phillips reconoció que el argumento de la serie era romper con barreras de género. No obstante, el programa refuerza más el logro ficticio de Beth Harmon sobre los de Gaprindashvili en la vida real.
“Un espectador promedio fácilmente podría interpretar la Línea, como sostiene la Demandante, como ‘menospreciar los logros de la demandante’ y ‘llevar el estigma de que las mujeres llevan una insignia de inferioridad’ que la mujer estadounidense ficticia Harmon, pero no la Demandante, podría superar “, detalló la jueza. “Como mínimo, la línea desdeña los logros fundamentales para la reputación del demandante”.
“En contexto, por lo tanto, Netflix ‘creó la impresión de que estaba afirmando hechos objetivos’”, continuó la jueza. “La demandante alega suficientemente la falsedad porque la Línea es ‘razonablemente susceptible de una interpretación que implica una afirmación de hecho demostrablemente falsa’”, determinó Phillips.
Hasta el momento, Netflix no se ha pronunciado sobre el fallo recaído en una de sus series originales más exitosas.