El espacio está lleno de objetos que aun no conocemos y que simplemente desafían nuestro entendimiento. Eso mismo es lo que el año pasado detectó el Telescopio Espacial Hubble mientras se encontraba realizando observaciones dentro de nuestro sistema solar. Uno de ellos fue un cuerpo celeste muy particular, proveniente del cinturón de asteroides que está entre Marte y Júpiter y que ha tenido una crisis de identidad en la última década.
En el año 2006 fue visto por primera vez y se le calificó como un asteroide al cual se nombró 2006 VW139, pero cinco años más tarde, utilizando el telescopio Pan-STARRS, los astrónomos confirmaron que el objeto contaba con una coma brillante y una cola, lo cual hizo que pasara a categorizarse como un cometa, por lo que su nombre cambió a 288P y con eso, había dejado de ser considerado un asteroide.
Pero las observaciones realizadas el año pasado a 288P cambiaron todo el panorama, ya que se descubrió que no era ni un asteroide ni un cometa, sino que un asteroide binario con características de cometa.
¿Qué es un asteroide binario? Se trata de un cuerpo que forma una unidad, pero que en realidad son dos asteroides separados que van girando uno alrededor del otro atraídos por sus propias fuerzas gravitacionales. Cada uno mide cerca de un kilómetro de diámetro y orbitan con una distancia de 100 kilómetros entre si, y se trata de un objeto único en su clase, sobre todo porque se trata de objetos que son prácticamente del mismo tamaño y que además, emiten su propia cola de gases, como si fueran un cometa.
El objeto también es relativamente nuevo, ya que se estima que solo tiene 5 mil años de vida y se piensa que alguna vez fue un gran objeto que giró tan fuerte que terminó partiéndose por la mitad.
Lo único que se sabe es que la distinción entre cometas y asteroides cada vez se está haciendo más difusa.