Pixar estrenó Coco, su nueva joya de animación digital, que se instala como propiedad como una de sus mejores obras al presentar una historia de arraigadas raíces mexicanas que aborda el recuerdo de los que ya no están con nosotros, los sueños que parecen imposibles de cumplir por aquellas barreras que genera el entorno familiar y que también es sobre el valor de la música como una fuerza que trasciende las barreras del tiempo, además de muchas otras cosas.
Pero antes de Coco, todos los espectadores deben soportar en cines un soporífero corto animado avalado por Walt Disney Animation Studios y que está enfocado en el mundo de Frozen.
Bajo el nombre de Olaf's Frozen Adventure, en Disney presentaron un cortometraje que más parece un comercial que potencia el éxito de la popular película animada de la canción empalagosa. Más aún, se transforma en una experiencia insufrible debido a su extensión de más de 20 minutos. Con una duración mucho menor, quizás habría pasado desapercibido, pero no. No.
Antes de ver Coco no solo hay que soportar una serie de tráilers de películas animadas de dudosa calidad, que intentan colgarse de la audiencia que convocan las obras del estudio de la lámpara para asegurar traseros en las butacas durante sus respectivos estrenos, sino que también hay que experimentar el peor cortometraje de la historia presentado antes de una película Pixar.
Olaf's Frozen Adventure se centra en el congelado mono de nieve y lo que sucede justo después del fin del hit animado, para establecer los problemas que surgen una vez que Elsa y Anna se dan cuenta que no tienen, a grandes rasgos, una tradición navideña.
Lo que viene a continuación es una verdadera flatulencia de lugares comunes, canciones insoportables que no tienen la gracia de aquellas que transformaron a Frozen en un hit y una seguidilla de secuencias que intentan vender a Olaf como el personaje más carismático del mundo. Advertencia: no lo es.
Obviamente este tipo de productos son realizados para los más pequeños, pero su presentación ensucia la tradición de cortos que comenzó desde la grandiosa historia de "El Juego de Geri" que se estrenó junto a Bichos.
Cada corto de Pixar se instaló no solo como un lugar para encontrar a nuevos talentos, sino también para acceder a historias que se valían por si mismas en la preparación para el plato de fondo. En este caso, no obstante, se trata de la peor entrada posible.
Su historia, que incluye un tonto y facilista gag con un par gatitos, inevitablemente avanza por el camino previsible, en donde todos terminan bien y nada justifica la existencia de esta historia más que la idea de querer vender más merchandising de la película de animación que más dinero ha recaudado.
Y eso es lamentable, porque Frozen no es una mala película en lo que compete, pero este nuevo cortometraje condensa sin duda lo peor que puede generar algo que se hace solo por explotar una marca popular.
Así es que esto sirve para exorcizar el mal gusto que me quedó tras esta experiencia y también como servicio de utilidad pública. Vean Coco, es una gran película. Tengan en cuenta que perfectamente pueden llegar con 25 minutos de tardanza a la función. No se van a perder nada.
A la larga, esperen afuera, disfruten del clima, conversen con aquellos que los acompañan si no van solos y aprovechen de buscar dónde comer, ya que no es muy barato acceder dentro del cine a un agua mineral o una miserable bolsa de papas fritas. Entren directamente a ver lo nuevo de Pixar y sáltense la experiencia de Olaf's Frozen Adventure.