Conozcan al Old Man Punisher
El primer anual del cómic de Old Man Logan se enfocó en presentarnos una versión vieja de Frank Castle en ese futuro post-apocalíptico.
El anual del cómic de Old Man Logan, publicado este miércoles por Marvel Comics, anunció desde su portada la inclusión de un viejo conocido en el universo distópico en donde el viejo Wolverine se confronta a un mundo controlado por los villanos.
En ese escenario, la historia nos traslada a una historia no contada de ese futuro postapocalíptico en el que Logan toma conocimiento que la matanza que concretó contra el clan de The Hulk, visto en cómic original escrito por Mark Millar, tuvo un costo: un grupo llamado The Punishers tomó su lugar.
Spoilers a continuación.
Luciendo el emblemático logo de The Punisher, e inclusive teniendo sus propios vehículos motorizados al estilo Mad Max, este grupo de villanos no se parecen en nada a Frank Castle, alguien que todos creen muerto.
Esta pandilla no solo se dedica a robar niños y matar a cualquier hombre que se les cruce en el camino, sino que también se hacen del control de toda la comida para alimentar a su banda de forajidos post-apocalípticos.
Logan obviamente se topa con este grupo e intenta detenerlos, pero la pandilla aprovecha un disparo directo en la cabeza para creer que han despachado a este viejo desconocido que alguna vez fue el héroe conocido como Wolverine.
Pero obviamente Logan no puede morir y su cuerpo fue rescatado por un tipo viejo y canoso que también usa el logo de the Punisher: el verdadero Frank Castle que sigue vivito y coleando.
Según explica Frank, el grupo de pandilleros ha ensuciado su nombre y, para peor, también le robaron "sus recuerdos".
De ahí que ambos duros de Marvel inician una misión que les permite demostrar que no han perdido el toque, liberar a los niños raptados y eliminar a la nueva pandilla que reclama el trono en las tierras baldías.
Pero todo tiene un costo: Frank muere en el conflicto, aunque logra recuperar sus recuerdos justo a tiempo. Dichos recuerdos le permiten tener una última imagen en su cabeza: la fotografía de la familia que perdió.
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