En menos de una semana, La Mole Comic Con, el evento de cultura pop más importante de la Ciudad de México anunció y perdió a una de sus grandes invitados al evento: Millie Bobby Brown, la pequeña actriz de Stranger Things que dio vida a Eleven, uno de los personajes favoritos de la serie de Netflix, en una polémica que se tomó las redes sociales del país del norte.
Todo comenzó el día lunes 25, cuando a través de redes sociales la organización del evento confirmaba la visita de Millie a la convención, luego de haber señalado por redes sociales que pronto tendrían una noticia que alegraría a los mexicanos, sobre todo tras verse afectados por los grandes movimientos sísmicos que los han afectado en el último tiempo.
https://twitter.com/lamolecomiccon/status/912131397569019904
La noticia, en realidad, si era para alegrarse. La visita de la actriz de 13 años, más vigente que nunca sobre todo por el pronto estreno del segundo ciclo de Stranger Things, sería una gran oportunidad para que los fanáticos pudieran compartir con una de las grandes ídolas de la cultura pop actual. Salvo por un detalle: el precio.
El anuncio del evento fue acompañado por la cantidad de dinero que los fanáticos, además de la entrada al evento, debían cancelar para poder compartir con Millie Bobby Brown, una costumbre que siempre se da en este tipo de eventos, pero que por el contexto del terremoto y lo que estaba viviendo la Ciudad de México en esos momentos, fue tomado como una ofensa por los fanáticos.
Como referencia, el evento pedía unos 70 dólares por autógrafo y 80 dólares por una foto con la actriz, los mismos precios que la actriz cobró cuando visitó la Comic-Con de Santiago, pero el doble de lo que cobró en la Argentina ComicCon, que también ocurrió este año. Obviamente los fanáticos mexicanos comenzaron a llenar las redes sociales atacando a la organización como abusiva, y en menor medida a la actriz, aunque el foco de los ataques siempre fue la organización.
Finalmente al actriz decidió cortar por lo sano y a través de un comunicado publicado en Instagram, explicó que se bajaba del evento comiquero:
https://www.instagram.com/p/BZkiGxJnAus/?hl=es&taken-by=milliebobbybrown
"Eleven" explica que comenzó a cuestionarse su visita a México apenas supo de los terremotos, ya que de alguna forma sabía que podría ser cuestionada por los cobros y gastos que eso significa, pero aclarando que su visita a la convención estaba pactada con meses de anticipación al anuncio de esta semana, y que el hecho que haya coincidido con la tragedia de México fue solo un asunto de la organización.
Junto con esto, señaló que en lugar de buscar las ganancias que habría tenido con esa aparición, prefería realizar una donación en ayuda de las labores de rescate y reconstrucción de Ciudad de México.
Hasta ahí, todo bien.
Pero el problema fue que luego, la organización del evento lanzaría su propio comunicado, el que decía lo siguiente:
A diferencia de lo que la misma Millie publicó en sus propias redes sociales, la organización del evento decidió culpar a sus seguidores, señalando que sus comentarios ofensivos fueron los que obligaron a la actriz a cancelar su visita. Una movida muy extraña, ya que la explicación que había dado Millie parecía perfectamente razonable, además considerando que la mayor cantidad de insultos fueron, precisamente frente a la organización, que perfectamente pudo haber evitado esto anunciando la visita de Millie en una fecha más alejada a los terremotos, considerando que el evento será recién en noviembre.
De todas formas, no es la primera vez que la actriz de Stranger Things cae en este tipo de polémicas. En su visita a la Comic-Con de Santiago, canceló todas las actividades del día sábado alegando fatiga, lo que obligó a moverlo todo para el día siguiente, lo que no gustó muchos de los fanáticos que solo tenían boleto para un día de la convención.
Pero tampoco podemos culpar a la actriz. Mal que mal, tiene solo 13 años y el hecho que sea extremadamente famosa no quita el hecho de que simplemente está acostumbrándose a los pros y los contras de la fama. Lo que no puede aceptarse es que la organización de un evento, solo porque no pudo controlar a sus fanáticos, los haya culpado a ellos por problemas que claramente tienen que solucionarse tras la cortina.