De partida, tenía muchos prejuicios hacia lo que podía ser una Nintendo Switch Lite.
Desde que este dispositivo light de la consola principal fue lanzado en septiembre de 2019, en redes sociales leí no pocas quejas sobre sus resultados. Que la cruz del mando tenía problemas, que su rendimiento no estaba a la altura y que inclusive la propia propuesta de la consola quedaba a medias al no tener la posibilidad de conectarlo todo a un televisor.
De ahí que, considerando que ya tenía una Nintendo Switch al momento de ese lanzamiento, nunca existió en mi la necesidad de probar al modelo lite. Más aún, hasta ahora no había tenido en las manos a un hardware claramente estaba enfocado en aquellos usuarios que, por un lado, quieren una versión más económica de la propuesta principal, o que, por otro lado, simplemente quieren algo que sea completamente portátil.
Por eso me pareció interesante finalmente tomar el control de un equipo como este, especialmente en tiempos pandémicos en donde la demanda por la consola de Nintendo elevó los precios muy por encima de lo que antes era la norma. Es decir, por el precio que actualmente tiene una Switch Lite, yo compré la consola original. Y en ese escenario, este modelo light se vuelve muy atractivo para todos aquellos que al día de hoy siguen sin decidirse por la buena propuesta que terminó siendo la actual consola de la compañía japonesa.
Cortesía de Nintendo, tuve acceso finalmente a tomar el control de una Switch Lite en uno de sus más recientes modelos: la versión azul que fue anunciada en abril pasado y que estuvo disponible en el mercado desde el mes siguiente.
Con las manos en la masa, lo primero que hay que destacar es que la Nintendo Switch Lite, tal como sucedía con el modelo original, es un equipo que no es precisamente ergonómico al utilizarla en su modo portátil. Más aún, la configuración de botones y la ubicación de los joystiqs no es la más cómoda ante la imposibilidad de desacoplar los Joy-con. Sin embargo, al igual que sucede con su hermano mayor, eso no impide que sea completamente funcional. No es que haya que tener mucho tiempo para acostumbrarse.
Así que puesta en la balanza, mi mayor reticencia, de que este equipo no fuese para nada cómodo para ocupar, se elimina de un sopetón. Realmente lo que más temía es que la experiencia de juego fuese distinta, pero debo recalcar que no cambia mucho si utilizas a esta consola en las mismas condiciones portátiles que el modelo completo.
Siendo además muy ligera, y teniendo una batería que a lo menos entrega un par de horas de juego sin tener que recurrir a su cargador USB-C, el otro punto que destaca obviamente es que esta consola destaca por ser mucho más manejable que el modelo más grande. Como es más pequeña y más liviana, es aún más portátil que su contraparte. Y eso es lo que al final tenía que primar considerando su propuesta lite.
Poniendo los dos puntos anteriores sobre la mesa, esta Switch lite es literalmente una hermana menor que sigue entregando exactamente lo mismo que su contraparte mayor. Las diferencias no son tantas en la médula, aunque de todas formas existen cambios tanto en los materiales de su construcción como en la decisión de instalar una cruz o control pad tradicional, en vez de la configuración de botones que existía previamente.
Pero en lo que importa en última instancia, esta es una buena alternativa, pero siempre considerando que entrega menos que el modelo tradicional de la Switch.
Para ir cerrando, solo queda destacar que, como es una máquina a la que no se le pueden conectar más controles, está completamente centrada en la experiencias en solitario.
¿Quieres jugar el Super Mario 3d World con más gente? Pues estos tendrán que hacer uso de sus propias consolas. Pero, claro está, la única alternativa ahí es que compren una Nintendo Switch tradicional.
A la larga, si aún no se meten en este mundo, una Nintendo Switch Lite es una buena alternativa para todos aquellos que quieran andar para arriba y para abajo con el equipo. También es ideal para quienes no quieren desembolsar el precio que actualmente tiene el modelo grande.
Lo mejo de todo es que el diseño de esta Switch Lite azul es bastante atractiva, inclusive luciendo mejor que una Switch tradicional. Si a eso le sumamos el hecho de que en su día a día es completamente funcional y durante las semanas de prueba aún no he tenido ninguno de los inconvenientes que pulularon en redes cuando salió el equipo en 2019, no hay grandes peros a la hora de enfrentarse a su propuesta.
Si me hubiese tenido que enfrentar de inmediato al temido drift, que es un inconveniente que provoca que las palancas se muevan solas, pues otro gallo cantaría. Pero como ese no es el caso, debo reconocer que gran parte de mis prejuicios fueron eliminados con este acercamiento. Aunque a la larga siga prefiriendo a la consola más grande.