Es el personaje símbolo de todo lo malo de las precuelas de Star Wars. El gungan Jar Jar Binks ha sido vilipendiado hasta el infinito desde su aparición en el Episodio 1: La Amenaza Fantasma, lo que para un montón de fans de la saga estaba absolutamente justificado.
Era molesto, sus diálogos no tenían gracia y no tenía ni la mitad del carisma de R2-D2. Y eso que el droid ni siquiera tiene rostro.
Pero ahora una nueva novela, llamada Star Wars Aftermath: Empire's End, situada entre los sucesos de El Retorno del Jedi y El Despertar de la Fuerza, revela que el personaje no solo fue detestado por los fans, sino que también por los propios habitantes de su natal planeta Naboo.
De acuerdo a un adelanto de esta novela, que forma parte del canon que Lucasfilm concreta tras la adquisición de Disney, Jar Jar Binks tuvo que vivir como payaso callejero.
En el libro, un pequeño refugiado llamado Mapo se topa con este payaso que alegra a los niños - quizás como una lectura del aporte que intentó el personaje a la saga - pero es rechazado por todos los adultos.
A partir de ahí, el gungan se presenta al joven y le revela que el resto de habitantes del planeta lo tienen en la lista negra porque "Jar Jar cometió errores". Dichos errores los pagó toda la Galaxia.
Recuerden que este fue el personaje que propuso, ante el Senado Galáctico, el otorgamiento de poderes especiales al canciller Palpatine en El Ataque de los Clones.
Básicamente, Jar Jar Binks fue el responsable de sustentar las bases que años después nos darían al Imperio.
El rechazo como payaso callejero no es el nivel de tortura al que algunos fans someterían al personaje, pero todo castigo contra Jar Jar es bienvenido para la mayoría de fans.