Cuando la primera película de Animales Fantásticos llegó a los cines por allá en 2017, las cosas parecían prometedoras. Después de todo, esta no solo era una nueva entrega enmarcada en el universo de Harry Potter, sino que pretendía explorar mucho más del Mundo Mágico de la mano de una historia enfocada en el magizoólogo Newt Scammander interpretado por nada más ni nada menos que Eddie Redmayne.

Pero aunque las criaturas nunca han dejado ser encantadoras y el fandom de Harry Potter sigue vigente, el entusiasmo por Animales Fantásticos se ha diluido con el correr del tiempo y Los secretos de Dumbledore llegará a los cines esta semana en un contexto que no solo está marcado por las polémicas entorno a J. K. Rowling, Ezra Miller y Johnny Depp, ya que también se presentará con la presión de salvar los planes franquicia y mejorar la decepcionante propuesta de Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald.

Pero aunque Animales Fantásticos: Los secretos de Dumbledore se rodó en pandemia y se desarrolló en todas esas polémicas, quizás les alegrará saber que esta película es mucho mejor que su predecesora (aunque eso no sea un gran logro muy complejo) y es que aunque está lejos de posicionarse entre las mejores cintas del Mundo Mágico, por lo menos es más divertida que Los crímenes de Grindelwald.

En ningún sentido Animales Fantásticos: Los secretos de Dumbledore es una película perfecta ya que aunque intenta contar con tomas interesantes y un discurso que con poca sutileza quiere entregar un comentario sobre el contexto político y social de nuestro presente, todo se diluye en una trama predecible y que aún no logra justificar por qué contar esta historia más allá de las ambiciones monetarias de Warner Bros.

Los secretos de Dumbledore comienza su relato tiempo después de los eventos de la segunda película de Animales Fantásticos por lo que como pueden deducir pasa gran parte de su desarrollo aborda la revelación sobre el verdadero linaje de Credence.

Ezra Miller aparentemente cumple con lo solicitado para el papel, pero considerando que Credence es parte clave del argumento de esta cinta, su arco se siente un poco inconsistente y, si no están comprometidos desde las películas anteriores, probablemente les costará encariñarse o empatizar con el personaje.

Obviamente toda esta trama con el linaje de Credence está vinculada a la Familia Dumbledore y pretende establecer un poco más sobre la historia de origen de Albus Dumbledore, el mítico director de Hogwarts. No obstante, mientras que a lo largo de la película se entregan datos que tienen un poco más de sentido que lo establecido en Los crímenes de Grindelwald, nuevamente todo parece preparado a medias e ideado para entregar una respuesta convincente que no moleste ni haga pensar mucho a los fanáticos.

De hecho, por varios momentos parece que Animales Fantásticos: Los secretos de Dumbledore se mueve en un terreno donde intenta no molestar a nadie. Sus comentarios sobre la política del Mundo Mágico obviamente quieren hablar sobre lo que está pasando a nivel mundial con los discursos de odio. No obstante, todo se disfraza y no como un recurso literario útil.

La relación amorosa entre Dumbledore y Grindelwald tenía que ser un punto en esta película. Sin embargo, pese a que finalmente hay momentos más cercanos entre ambos personajes, las menciones a su romance son tan pocas y escuetas que esos minutos que cortarán en China probablemente no cambiarán nada y a las audiencias de ese lado del mundo también les costará entender por qué Albus simplemente no se enfrenta al malvado mago que quiere desatar una guerra contra los muggles.

Evidentemente antes esos reparos más de alguien puede decir: ‘Pero esta no es una película sobre Dumbledore ¿Qué sentido tiene que se aborde más sobre su romance con Grindelwald o la historia de su familia? Bueno, amigos míos, precisamente ese es el problema.

Animales Fantásticos es una saga que sigue funcionando bien en los momentos que están en su nombre y Los Secretos de Dumbledore es una película entretenida cada vez que Newt interactúa con una criatura mágica. De hecho, hay un momento que usa a esos seres como una excusa para desarrollar la dinámica entre Newt y su hermano, Theseus. Todo mientras el gran catalizador de la acción es otra enternecedora criatura mágica.

Pero lamentablemente eso solo está acotado a algunos momentos y, aunque la prometida nostalgia de Hogwarts es breve y quizás será poca para algunos fanáticos, la trama de los animales mágicos y el magizoólogo sigue pareciendo secundaria ante todo lo que está pasando con Dumbledore e incluso la historia de Jacob Kowalski y Queenie.

Tengan en cuenta que si disfrutaron del humor de Dan Fogler como Jacob en las películas anteriores, en esta oportunidad tendrán más de lo mismo y podrán conocer a personajes como la Profesora Hicks, que no resultan desagradables pero cuyo desarrollo están limitado que probablemente brillarán recién cuando se comiencen los inevitables fanfics con su nombre. Después de todo, en el caso de Hicks y Vicência Santos, una de las candidatas a la Confederación Internacional de Magos, se siente que alguna vez existió una idea de trama más importante para ellas, pero aquello brilla por su ausencia en la película.

Igualmente aunque las quejas pueden ser muchas desde un lugar de aprecio por lo que pudo ser esta saga y ese ineludible cariño por Harry Potter, Los Secretos de Dumbledore no es una mala película para pasar el rato ni ver el fin de semana. Probablemente no saldrán de la sala clamando por un Oscar ni nada por el estilo, pero ciertamente esta entrega se puede posicionar por sobre Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald en las maratones y es que aunque tiene sus fallas, no comete el fatal error de su predecesora que simplemente fue un blockbuster insulso y aburrido.

Mientras Eddie Redmayne se desempeña bien como Newt y Jude Law hace un trabajo correcto Dumbledore, Mads Mikkelsen lamentablemente no tiene un material suficiente para lucirse totalmente como Gellert Grindelwald y solo hay un par de escenas donde el actor resulta bastante llamativo y convincente como un líder carismático con planes malvados. No obstante, su secuaces son tan intrascendentes que sus nombres se olvidan fácilmente tras salir del cine y el plan o razones para la guerra con los muggles que anhela Grindelwald quedan en un terreno vago para la interpretación con la promesa de una secuela que es posible que no llegue.

Finalmente, en cuanto a la acción, aquí hay peleas de varitas como las que pueden esperar en una producción del Mundo Mágico. Los efectos visuales en ese sentido son correctos y no desentonan con el aspecto general de la película. Tal vez para una cinta sobre una inminente guerra no hay tantas batallas y, pese a que la confrontación final tiene buenos momentos y se podrán mantener comiendo palomitas sin preguntarse a qué hora pueden ir al baño, para bien o para mal esa secuencia con Theseus y Newt queda como lo más memorable.

En conclusión Animales Fantásticos: Los secretos de Dumbledore no es una mala película y tienen momentos que podrán disfrutar si son fanáticos de esta saga. No obstante, no es un cambio de rumbo completo y los errores de sus predecesoras siguen presentes amenazando el futuro de esta saga. Después de todo, más allá de algunas revelaciones, esta película no tiene mucho que decir y sobre los animales fantásticos hay bastante poco. Todo mientras que ir a verla sin saber nada sobre sus predecesoras probablemente solo les dejará más dudas que una genuina intriga por sumergirse en este mundo.

Animales Fantásticos: Los secretos de Dumbledore se estrenará este 14 de abril en cines.