Cada vez que pongo las manos en la saga de Call of Duty, inevitablemente afronto una experiencia asociada a un estancamiento de ideas propio de una franquicia anual.

Como cada año sale un juego de la franquicia, las novedades generalmente están más asociadas al nuevo entorno en el que cada título se sitúa, ya sea una gran guerra del pasado o un entorno bélico contemporáneo, que en en elementos de jugabilidad.

Por eso sus más críticos siempre plantean que si has jugado uno, ya los has jugado todos. Sus defensores, por otro lado, plantean que todo está tan pulido, que su experiencia de shooter en primera persona ya no necesita cambiar ni un ápice de su gameplay.

La experiencia propia de esta joya de la corona de la compañía Activision, que ha diversificado notablemente sus modos de juego con el paso de los años, no da espacio para grises. O te subes a su micro o simplemente no compras su boleto.

Con lo anterior puesto sobre la mesa, indudablemente la mayor novedad en la última década para la franquicia ha sido el salto a un entorno de Battle Royale, con lo que hasta el día de hoy sigue siendo el exitoso Warzone. Y en lo que concierne a la saga central, la diversidad de los modos de juego siguen siendo el corazón que lo impulsa a todo.

De ahí que Call of Duty: Black Ops Cold War, la decimoséptima entrega de la serie, probablemente carga la misma mochila reconocible si lo vas a jugar en una PS4 o una Xbox One. Ahí te encontrarás con el bendito modo multiplayer, que se ha transformado en su experiencia principal, o el vuelco de su modo zombie que ya no es la gran novedad de sus primeras incursiones.

No obstante, innegablemente el gran plus de este videojuego viene de la mano de su disponibilidad en la nueva generación de consolas, lo que abre un caudal de nuevas experiencias gráficas para los jugadores que no están habituados a las experiencias en PC.

En este caso, y al experimentarlo en la Xbox Series X, es imposible evadir que lo primero que resalta en Call of Duty: Black Ops Cold War es la espectacularidad visual de sus bondades en 4K o la inmersión potenciada por el trazado de rayos, el cual destaca en el modo de campaña. En un momento, simplemente no pude evitar cautivarme con un atardecer cargado al napalm en el sudeste asiático.

Como su propuesta de thriller de espionaje en la era Reagan está pensada para evocar a un blockbuster hollywoodense, el tenor de todo lo que está en juego es literalmente de película. Hay secuencias cinemáticas con personajes históricos, elementos de archivos editados para expandir el entorno de Guerra Fría y una selección de misiones que nos llevan a Vietnam, el Muro de Berlín, el Medio Oriente e inclusive la Unión Soviética.

Siendo una experiencia breve, como suele ocurrir con estas campañas, el plus de este modo tiene relación con las posibilidades que entrega al trasladarnos a lo largo de un conflicto que se extiende por décadas. Iniciando con la misión de atrapar a un agente enemigo bien resguardado en su departamento, la experiencia de su historias rápidamente nos traslada alrededor del mundo a inicios de los ochentas para iniciar la búsqueda de un espía soviético llamado “Perseus”.

En un punto nos trasladamos hasta una base en Ucrania, en donde existe una recreación de Estados Unidos para preparar una posible invasión, mientras que en otra espectacular instancia somos transportados, a través un recuerdo, directamente a la Guerra de Vietnam. A grandes rasgos, todo es una dinámica de espía contra espía clásica en donde no faltan las traiciones, los planes encubiertos de Estados unidos que ponen en riesgo a todo y un desafío que nos traslada hasta la base misma de la KGB.

En esa experiencia también hay diferentes decisiones que podemos tomar para afectar nuestro rumbo, al igual que misiones secundarias que expanden un poco más el acotado tiempo de juego. La toma de decisiones también va de la mano de nuestro propio personaje, ya que podemos tomar diferentes rasgos de personalidad que entregan bonus para resistir más daño o que nuestras balas sean más efectivas.

Con todo lo anterior en cuenta, sin duda que el modo de campaña hace gala de las bondades propias de un entorno de operaciones encubiertas en la Guerra Fría y eso es precisamente lo que uno espera de un videojuego como este. Los lugares que conocemos parecen escogidos con pinzas, y el propio diseño de los escenarios saca el jugo a un entorno en 4K muy detallado, mientras que las intrigas de espías se desarrollan en una historia de giros creativos que ponen al destino del mundo en nuestras manos a lo Misión Imposible.

Los otros modos entregan la experiencia habitual sólida de los shooters de esta marca, con mecánicas que inevitablemente rememoran a entregas pasadas. El multiplayer otorga un montón de opciones y variaciones que no vienen a revolucionar nada, aunque ahora permiten un poco más de personalización. También entregan modos que están más cargados a los vehículos, los cuales tienen sus propias variaciones para dar más versatilidad a los campos de batalla.

En el camino también hay un modo para 40 jugadores con equipos de cuatro, que va muy en la línea de Warzone, aunque sin el caos de un Battle Royale, generando una apuesta que requiere mucha organización y saca partido a los equipos conformados por amigos. Obviamente son ese tipo de agregados los que buscan justificar a este lanzamiento anual.

Por otro lado, el modo zombie ahora tiene algunas variaciones con los equipamientos que se pueden llevar al matadero de no muertos, pero en el fondo sigue siendo la misma exitosa propuesta de horda que cautivó a muchos desde su lanzamiento. Sin embargo, también es el modo que quizás más refuerza la idea de que aquí se han ido a la segura para no revolver el gallinero.

Aquella idea nos sigue hasta el final, ya que cada uno de los modos sigue entregando la sólida propuesta ya conocida, aunque aquello realmente no es ninguna novedad y puede parecer seguir la misma línea de estancamiento habitual que es inevitable de evadir en una franquicia anual. No obstante, sin lugar a dudas el modo de campaña reluce en una experiencia en la nueva generación y su historia es lo suficientemente competente, y divertida, para enganchar con las intrigas que entrega la Guerra Fría.

Para concluir, Call of Duty: Black Ops Cold War es probablemente el juego que esperan los fans de la franquicia que ya están arriba del carro sin chistar, pero también creo que es una oportunidad ideal para que le vuelvan a dar una oportunidad todos aquellos que hace rato han preferido alejarse de la franquicia. Y claro, es un buen Call of Duty, aunque para muchos seguirá siendo el mismo Call of Duty de siempre.

Esta reseña fue realizada en Xbox Series X, pero el videojuego también está disponible en Playstation 5, que incluye además el extra exclusivo Zombies Onslaught.

Además está disponible Playstation 4, Xbox One y Windows.