Review | Cereza and the Lost Demon es una hermosa aventura lastrada por su narrativa
La mezcla de exploración, puzles, combates y un dúo de protagonistas que te permite jugar solo o cooperativamente hacen que esta historia basada en los orígenes de Bayonetta sea uno de los juegos imperdibles para la Nintendo Switch, seas o no fan de la saga original.
Si hay algo que aprendí en mi experiencia con Bayonetta Origins: Cereza and the Lost Demon es que las apariencias son engañosas. Cuándo el juego fue revelado hace cuatro meses fue toda una sorpresa. Mal que mal, se trataba del segundo juego de la saga de Bayonetta en menos de un año, una serie reconocida por las largas esperas entre sus entregas.
Por lo mismo, imaginé que se trataría de un juego corto, de corte indie enfocado en la narrativa y un ritmo más cansino que lo normal. Su cámara isométrica, su jugabilidad a 30 cuadros por segundo y la narración estilo “cuento de hadas” han sido usadas tantas veces por la industria independiente que solo podía suponer que se trataba de un título de escala reducida.
Una impresión que, la verdad, tuve durante la primera hora de juego. Cereza and the Lost Demon es un juego basado en la adolescencia de Cereza, una aprendiz de bruja llena de temores e inseguridades y que es prácticamente un opuesto completo frente a la femme fatale en la que se convertiría en el futuro.
Su estructura dramática y también gráfica es la de un cuento de hadas, con una narradora, escenarios que cambian como si fueran hojas y cinemáticas con ilustraciones que se mueven muy poco donde la imagen es tan importante como el diálogo que aparece en el costado.
Y eso, la verdad, es que en un medio audiovisual como este tiende a ser redundante. O sea, si veo a Cereza gritando, solo para después de escuchar la narradora diga “Gritó Cereza mientras caminaba por el bosque” está comunicando exactamente lo mismo. Y la primera hora del juego, básicamente el tutorial y hasta que comienza realmente la aventura es mucho de eso y en particular muy aburrido, pero también muy de indie, mucho de técnica usada solo para evitar tener que hacer cinemáticas.
En este rato, el juego nos cuenta como Cereza es una aprendiz de maga, aun con sus poderes sin desarrollar y con el gran trauma de haber sido separada de su madre, siendo su rescate la principal motivación que tiene para aprender las artes oscuras. Su profesora Morgana es estricta, y producto de la aparición de una figura extraña, Cereza termina entrando al bosque de Avalon, un lugar reinado por las hadas, seres que a diferencia de lo que nos enseñó Disney y muy acorde al universo de seres que nos ha pintado Bayonetta, son bastante peligrosos.
Pero la apatía que estaba sintiendo hacia el juego se terminó rápidamente una vez conocemos a Cheshire, el demonio invocado por Cereza y que será nuestro compañero de aventuras dentro de este bosque encantado. Desde el punto de vista de la jugabilidad, Cereza and the Lost Demon destaca por tener que controlar a dos personajes a la vez: tanto a Cereza como al demonio Cheshire, y como el uso de sus habilidades combinadas harán que sobrevivan en el mundo de Avalon.
Esto permite que la aventura pueda disfrutarse de manera cooperativa utilizando dos Joycons, o bien -como lo jugué yo- con cada personaje siendo controlado por uno de los sticks del control. Algo que a veces se torna un poco complicado, pero que se arregla debido a la asimetría de los personajes.
Esto porque Cereza y Cheshire funcionan como complementos: mientras la pequeña bruja solo puede usar sus poderes para inmovilizar a los enemigos, el demonio es la fuerza bruta y quien finalmente es quien ataca y derrota a los enemigos, cuidando eso si de no agotar la magia que lo vincula con nuestra protagonista.
Esta dinámica de dos personajes simultáneos también se aplica para la exploración, con varias secciones de puzles y plataformas que requieren la cooperación y coordinación de ambos personajes para funcionar.
Esta dualidad de habilidades y personalidades hace que el juego se sienta automáticamente como una aventura interesante tanto para compartir como para jugar en solitario. Y si la jugabilidad ya es refrescante, también lo son la ambientación y la música.
Cereza and the Lost Demon es una amalgama de muchos estilos. Como muchos juegos de Platinum Games, se trata de una aventura lineal en donde en cada momento podemos ver con huellas en el piso hacia dónde hay que moverse. Pero también está desplegada en un mapa interconectado con tintes de Metroid el cual debemos explorar para encontrar secretos y regresar con habilidades nuevas para abrir otros caminos. Y también tiene un gusto muy similar a Zelda -por la música, la forma de aumentar la salud y de contar con pequeños templos y jefes que liberan habilidades- y a Okami, principalmente por la ambientación, la gráfica cel shading y la música.
De hecho, incluso puedes hacer que deje de ser un videojuego. Si a diferencia de mi encuentras que la narración (que por cierto, tiene un trabajo de voces impecable a pesar de encontrarlo redundante) es lo más valioso del juego y no quieres enfocarte en las peleas (que tampoco son tan difíciles) puedes ajustar la dificultad y activar todas las ayudas posibles por si quieres solo enfocarte en lo visual, o quizás pensando en querer disfrutar del juego con una audiencia más joven. Sin duda es el juego más accesible de todo el catálogo de Platinum.
Por mi parte, que efectivamente lo disfruté como juego más que como relato, toda esa mezcla se siente indudablemente divertida y me hacía querer jugar más y más, pasando de pelea a puzzle, de puzzle a historia y de una parte del amplio mapa de Avalon a otra. Hay momentos en los que los tiros de cámara fijos nos regalan vistas asombrosas y la música orquestada hacen que todo se sienta placentero y muy distinto a Bayonetta.
Lo cual es bueno, ya que como dije antes, este título también tiene mucha importancia en como va mostrando su narrativa. Como la relación áspera entre Cereza y Cheshire se va haciendo más familiar, el misterio del lobo blanco al cual decidimos seguir de manera ciega (como si se tratara de Alicia en el país de las Maravillas), personajes de intenciones poco claras, el eterno dolor de Cereza por no poder salvar a su madre y de Cheshire de no poder volver al mundo de los demonios.
Todo esto ambientado en un mundo inspirado en la mitología celta y nombres innecesariamente complejos para una historia muy simple de “recupera los cuatro elementos para poder regresar a casa”. Historia que, repito, solo se entorpece a mi juicio con las locuciones y relatos de la historia como si fuese un libro de cuentos extremadamente largo. De hecho, lo que me terminó de convencer de que no estábamos frente a un juego indie fue precisamente la extensión del título, con unas 15 horas de juego para terminarse y varias horas más para sacar el 100 de cofres ocultos, habilidades y rescate de personajes.
Si al igual que yo pensabas que se trataba de un juego pequeño, es todo lo contrario. Lo que no tiene en el frenetismo de Bayonetta lo tiene en momentos adorables, un arte excepcional y una relación de personajes enternecedora. Bayonetta Origins: Cereza and the Lost Demon es una demostración que de Platinum Games también puede salirse de su fórmula clásica y entregar juegos que nos engañan en un comienzo y que, para mi, pueden convertirse en la mejor alternativa a un Zelda clásico que existe hoy en la plataforma.
Simplemente, magia pura.
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