Los proyectos nostálgicos están a la orden del día en las carteleras y streamings, ya sea evocando otros tiempos o simplemente recuperando marcas que estaban completamente en el olvido. Generalmente, dicho rescate solo da pie a propuestas olvidables que se esfuman del recuerdo en un santiamén. En ocasiones, muchos de esos casos llegan a ser hasta detestables por la burda explotación desalmada que buscan concretar.
Pero la nueva película de Chip y Dale, estrenada esta semana por Disney+, logra evadir a los prejuicios al concretar una aventura de corte metatextual que habla de esa cultura obsesionada con lo que ya fue, impulsa su relato con los ribetes memes que hoy por hoy son parte de la conversación e inclusive logra cuestionar a la exitosa tendencia que regurgita a la nostalgia para transformarla en su principal motor.
Gran parte de ese exitoso viaje se concreta por la idea de mundo que configuraron en esta película, en donde los dibujos animados viven en el mundo de los humanos al más puro estilo de ¿Quién Engañó a Roger Rabbit?, el innegable antecedente directo de esta producción en términos espirituales.
Claro que a pesar de que Chip y Dale Al Rescate no logra llegar a los rincones que sí logro escudriñar la película de Robert Zemeckis, básicamente porque en la producción ochentera se la jugaron para volcarse completamente a un tono más adulto, esta nueva película es lo suficientemente exitosa a la hora de llegar hasta el lugar deseado, que termina estableciendo un mundo llamativo que está listo y dispuesto para dar rienda suelta a su homenaje a la animación.
A pesar de que, en la antesala de este estreno, era fácil especular que las creaciones de Disney podían ser el único nutriente que aquí encontraríamos, esta película encabezada por el director Akiva Schaffer, integrante de The Lonelyu Island, se nutre de múltiples vertientes para dar espacio a las apariciones fugaces más impensadas. No solo hay personajes de toda la tradición animada, sino que también hay de DC Comics e inclusive South Park. Todo está ahí para permitir que su mundo no se sienta restringido por las amarras de propiedad intelectual del imperio de Mickey Mouse.
En ese contexto, el mundo de Chip y Dale al Rescate es aún más rico de lo que uno podría haber esperado más allá de los cameos, ya que los personajes al centro de la historia también son examinados como estrellas decadentes que alguna vez conocieron la gloria, a través de la popular serie animada que protagonizaron entre 1989 y 1990, y que en la actualidad son solo celebridades de tercera línea.
En la actualidad, varios años después de su hit televisivo, las carreras de Chip y Dale simplemente no tienen rumbo y los antiguos amigos se ven obligados a volver a reunirse luego de que Monty, otro de los personajes de su serie animada, fuese secuestrado como parte de una serie de actos criminales que han hecho desaparecer a personajes animados.
Chip y Dale, actores de profesión y detectives solo por interpretación, comienzan así a escarbar en búsqueda de su amigo y terminan topándose con una conspiración que está enquistada en la creación de más baja estofa de Hollywood. Aquello les permite examinarse a si mismo, sopesar las causas del quiebre de su relación y confrontarse a un mundo del que Chipe se ha distanciado en su rol de vendedor de seguros, mientras que Dale se ha sometido inclusive a operaciones de animación digital para estar al día mientras visita el circuito de convenciones de fans.
Todo ese tipo de situaciones permite que esta carta de amor a la animación tenga mucho más para ofrecer que la marejada de cameos que de todas formas están ahí. Sí, esta es de esas películas que llaman a poner pausa con el control remoto para ver hasta el más pequeño detalle puesto en pantalla, pero también cuenta con una historia que tiene la suficiente sustancia como para que no sea necesario tomar ese control remoto y se pueda disfrutar de la película sin interrupciones.
Otro elemento relevante es que la película tampoco se toma en serio e inclusive utiliza como parte de su premisa al hecho de que nadie realmente estaba pidiendo un retorno de Chip y Dale. Y es justamente eso último lo que sirve para desarrollar la historia de conspiración en la que rápidamente queda claro que los dibujos animados secuestrados están siendo modificados para crear versiones piratas infumables pero exitosas.
En el camino, y sin entrar en mayores detalles sobre los múltiples rostros que se dan cita en esta película, aparece uno de los tantos memes de Sonic, también vemos a un Peter Pan que realmente envejeció e inclusive se concreta la convocatoria de todos los trabajos de voz que ha hecho Seth Rogen a la fecha, ya que este interpreta al lacayo del villano y cuenta con ojos estilo “El Expreso Polar”.
En definitiva, a lo largo de sus 97 minutos de historia, Chip y Dale Al Rescate no explora ningún territorio que se sienta realmente novedoso, pero sí avanza con la suficiente prestancia como para convertir a su viaje en una convocatoria que rejuvenece a los clásicos personajes, los inserta en un mundo muy llamativo y termina entregando una historia que divierte haciendo uso de sus propias armas y no robando a mano armada con la nostalgia vacía.
Chip y Dale Al Rescate ya se encuentra disponible en Disney+.