Lo primero que llama la atención con Deathloop radica en el cuidado por los detalles. Desde el primer ciclo en el que entramos a la condena estilo “Día de la Marmota” de Colt, el protagonista de esta aventura de acción en primera persona, nos topamos con una abrumadora cantidad de guiños y esquemas de gameplay para adentrarnos rápidamente en su llamativa propuesta.
Por otro lado, lo segundo que inevitablemente sale a relucir son sus robustas mecánicas de juego. Aunque inicialmente estas pueden volverse abrumadoras, ya que además de disparar como condenado, tenemos la posibilidad de mejorar armas y acceder a habilidades que nos permitirán abrirnos paso a través de los rincones de una isla llamada BlackReef. La misma que está plagada de secretos y peligros en un entorno setentero muy llamativo.
Es esa zona la que deberemos escudriñar con sigilo, precaución y, en ocasiones, todo el plomo que tengamos a nuestra disposición para desenvolver la historia. Esta se desenvuelve de una forma liviana, al estar cargada de comedia, y nos lleva a desplazarnos a lo largo de una sola jornada que se repite sin cesar en cuatro segmentos establecidos para recorrer: mañana, mediodía, atardecer y noche. Es un día interminable en donde la muerte no es el final, sino que una verdadera condena, ya que Colt siempre despertará en una playa desierta tras perder la vida. Y al comienzo, tal como lo sostiene, no recuerda ni una mierda.
Pero en las primeras horas nos vamos encontramos con la máxima que guiará a nuestro destino: en este loop temporal existe solo una forma de escapar y no será fácil ni encontrar esa solución ni menos concretarla. Sin entrar en spoilers, solo tienen que tener claro que deberemos eliminar a ocho “Visionarios”. Estos no solo son los cabecillas de la organización al centro de todo, sino que también son personas con habilidades especiales que resguardan el bucle y están escondidos a lo largo y ancho de cuatro distritos que conforman la isla. Si no eliminamos a los ocho a tiempo, y en un orden específico, estamos destinados a repetirlo - casi - todo una y otra y otra vez.
En ese entorno, los desarrolladores del estudio Arkane (Dishonored, Prey) crearon llamativos quiebres para evitar que todo quede entrampado en lo repetitivo, algo que ciertamente representa el mayor desafío para un videojuego que avanza de la mano de una dinámica de bucle. Al mismo tiempo, existe un llamativo sistema de pistas, en donde hasta la más mínima conversación de nuestros rivales nos puede ayudar en nuestro camino, evitando así que nos perdamos del todo en la serpentesca ruta que debemos emprender.
Haciendo uso del humor, ya que este es uno de esos videojuegos en los que el protagonista habla consigo mismo constantemente para no volverse loco, el tono es uno de los elementos que más destaca en Deathloop. Lo mismo sucede con los escenarios que debemos recorrer, los que se potencian por uno de los aspectos que está presente desde el primer minuto: la sensación de peligro constante.
Y es que además de todo lo anterior, rápidamente nos damos cuenta que estamos involucrados en una vendetta con una de los Visionarios llamada Julianna. Ella se comunica constantemente con nosotros, recordándonos que tiene un problema personal con Colt, pero también está empecinada en arruinar nuestros planes, por lo que interviene en nuestras acciones para asegurarse de que el loop no sea comprometido.
Lo anterior le entrega un condimento adicional a la travesía, ya que además de las clásicas tareas para desbloquear objetivos o armar la ruta para solucionar el misterio, constantemente estamos siendo acechados por la posibilidad de que encontremos nuestro final en el juego o, mejor dicho, comenzar toda la tarea nuevamente.
A diferencia los juegos estilo roguelike, en donde morir implica realmente comenzar todo desde el punto de partida, aquí existen elementos que nos ayudan a no perder todo y evitar que volvamos a fojas cero. No solo al comienzo adquirimos una habilidad que nos entrega “vidas extra”, sino que también el sistema termina impulsando una modalidad en el que nuestro avance va relacionándose directamente con la concatenación de pistas. Es decir, a pesar de que volvamos a la playa inicial, eso no significa que tendremos que volver a solucionar los mismos puzzles. Claro que sí perderemos todas las armas que decidamos no resguardar.
Aquello no es menor, ya que Deathloop se caracteriza por una amplia gama de posibilidades. A lo largo de nuestro camino desarrollamos habilidades de sigilo y parkour directamente relacionadas con los poderes especiales que tendremos a nuestra mano a lo largo de nuestro avance. A eso hay que sumar los gadgets que nos ayudan a abrirnos paso por los senderos de la BlackReef y las propia gama de pistolas, rifles y machetes a nuestra disposición. Y si lo anterior no es suficiente, también está la posibilidad de usar elementos de los niveles para despachar enemigos o inclusive utilizar una patada.
Además, a pesar de que el loop tiene reglas concretas establecidas desde el comienzo, de todas formas existe una espacio de libertad. Por ejemplo, no hay un reloj con una cuenta atrás y la jornada solo avanzará cuando decidamos pasar de un distrito a otro. Es decir, nuestra travesía implica recorrer todo para aprender exactamente a quién debemos eliminar, para luego proseguir paso a paso a medida que nuestras acciones afectan las rutinas restantes. Además, rápidamente nos vamos dando cuenta que cada distrito tiene cambios dependiendo del momento del día en que decidamos explorarlos.
Desenvolver la madeja de la narrativa es obviamente el principal gancho de esta experiencia, pero eso también afecta a los componentes del gameplay para ir abriendo la gama de posibilidades de este juego. Obviamente al comienzo todo parece demasiado abrumador, pero en última instancia la experiencia de Deathloop está lo suficientemente bien ajustada como para que terminemos adecuándonos rápidamente al desafío que representa explorar e intentar escapar de esta verdadera maldición sin fin.
Antes de terminar, inevitablemente hay que mencionar otro elemento llamativo: esta propuesta también involucra un componente multijugador. Tras pasar los primeros actos de historia, podemos tomar control de Julianna para interferir en el juego de otros Colt. Aunque es algo opcional, y cada jugador puede bloquear el ingreso de Juliannas controladas por otros humanos, se trata de una opción que ramifica las posibilidades y perfectamente extiende la vida de Deathloop más allá del desafío de concluir su rica historia central plagada de vuelcas de tuercas y sorpresas para disfrutar.
En la suma final, lo que queda es un videojuego que no solo se siente de nueva generación, y que se beneficia de las bondades gráficas y de la rapidez del sistema de la Playstation 5, sino que también cuenta con una estructura sólida que lo separa de experiencias de shooter en primera persona más tradicionales. Su historia, los recovecos de sus escenarios, su tono cómico, la variedad en el combate y los elementos de ciencia ficción terminan entregando una experiencia que logra que queramos repetirla una y otra vez, sin que sea una condena.
Deathloop está disponible en Playstation 5.