Review | El vuelo nostálgico del fútbol espectacular de Captain Tsubasa: Rise of New Champions

Tsubasa

La saga de estos súper campeones es replicada de gran forma en un videojuego de contenido limitado, pero que entiende a la perfección a la clásica franquicia a la que están adaptando.


Ante un escenario de simulación plagado de insignificantes cambios año a año, en cada nueva temporada de las principales franquicias de fútbol en los videojuegos, la propuesta de Captain Tsubasa: Rise of New Champions es tan llamativa, que sin duda alguna cautiva por su rareza, por su remezón al statu-quo.

Aquella se da especialmente si nunca fuiste cercano al manga, anime o los videojuegos previos de “Los Súper Campeones”. Los tiros espectaculares, las rencillas dentro del campo de fútbol, los problemas que se deben sortear en cada partido y la mística propia de su propuesta, a la que le sacan el jugo en los modos historia, entregan una experiencia de juego tan distinta a todo lo disponible en la actualidad, que da un poco lo mismo que su gameplay no esté del todo afinado o la interfaz de diálogos se vuelva un poco trillada en el modo historia.

Ahora, si tienes claro toda la saga de Tsubasa, Hyouga y compañía, especialmente si en tu niñez viste los partidos, que duraban una eternidad en esas canchas kilométricas y rompían las leyes de la física sin problemas, pues no es difícil subirse al carro ante la propuesta nostálgica que entrega este videojuego. De hecho, denme a mi un tiro del tigre o un tiro de remate y compro en verde, early bird.

El balón es mi amigo

El principal gancho del videojuego radica en replicar, de la forma más fiel a la fecha, los espectaculares partidos que caracterizan a la saga de Capitán Tsubasa. Aquello no solo involucra a los súper disparos, que se cargan presionando un botón durante un poco de tiempo, sino que también en los regates, pases, jugadas, entradas sin tarjetas y atajadas que no siempre tienen resultado. Todo lo que podrían esperar está ahí, salvo canchas kilométricas o intervenciones de recuerdos que paralizan la acción.

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Cada disparo especial da pie a una breve secuencia de cinemática, no solo para el jugador que dispara con todo su poder y técnica, sino que también para los defensas, si es que están justo en el camino del disparo, o los porteros, que tienen chances para realizar súper atajadas que pueden evitar que la pelota entre a la red.

En ese sentido, lo recomendable es no hacerle asco a los tutoriales que entrega el videojuego, ya que es la forma más rápida de adecuarse a las posibilidades del gameplay y tener claro cuándo presionar cada botón. Esa es la clave después de todo.

El flujo del partido también es frenético, con cada lado siempre cargando los súper tiros, mientras existe un sistema de entrada versus regate que implica que tengas que saber cuándo presionar un determinado botón para bloquear las acciones o, de lo contrario, quedaras rezagado o tirado en el suelo. En ese choque de fuerzas, entre la ofensiva y la defensiva, se decanta cada partido.

Al comenzar la experiencia con Captain Tsubasa: Rise of New Champions, las opciones son reducidas. Si quieres jugar un amistoso, que permite enfrentamientos 1 a 1 o la creación de un torneo, no tendrás muchos equipos a disposición. Solo podrás elegir a los equipos juveniles japoneses clásicos y tres selecciones. Para desbloquear al resto de los equipos del mundo, inevitablemente tienes que jugar a los modos de historia.

Dos son las opciones en ese sentido. Por un lado está la ruta de Tsubasa, que básicamente replica el segundo torneo juvenil, instancia en la que surgen “el tiro de remate” de Tsubasa, “el tiro del tigre” de Hyuga o la locura del “huracán en el cielo” de los hermanos Korioto.

Dicha experiencia entrega eventos clave ya conocidos de las series, incluyendo a la clásica jugada del disparo contra disparo de los capitanes del Nankatsu y el Toho. Y revivirlas, a este viejo fan de la franquicia, solo le dibujó sonrisas en el rostro.

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Todo está ahí, desde la lesión que sufre Tsubasa a los problemas de Hyuga para intentar recuperar su fortaleza interna, lo que se traduce en una experiencia nostálgica bastante llamativa para todos los que conocen a la historia.

Pero intentar replicar al canon es todo un desafío, ya que en la final, cuando ganaba sin problemas 5 a 2, recordé que el partido debía terminar en empate. Y lograrlo era más complicado que simplemente ganar el partido.

El otro modo tiene relación a la ruta de una nueva estrella. El videojuego nos invita a crear a nuestro propio jugador, el cuál puede unirse a un colegio (Hay tres opciones al respecto), tomar una posición a gusto en el campo y experimentar un nuevo torneo juvenil.

En el camino, no solo podremos incrementar sus habilidades, personalizándolo prácticamente a placer, sino que también está la opción de crear lazos con otros jugadores, ganar habilidades especificas y avanzar rumbo a la victoria con un solo objetivo: representar a Japón en un torneo juvenil en Estados Unidos.

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A partir de ahí es donde gana más el modo de historia, ya que el abanico de rivales se incrementa notoriamente, dando pie a la introducción de rivales, incluyendo al emperador alemán Karl-Heinz Schneider.

También surgen nuevos desafíos, incluyendo arqueros insuperables, mientras tenemos la misión de mejorar a nuestro jugador a como de lugar, ya que adquirir un tiro del tigre prácticamente no significa nada ante los rivales que enfrentamos.

Es ahí en donde entran a jugar varios elementos adicionales a la experiencia. Por un lado desbloqueamos secuencias animadas 2D que nos hablan del pasado de la saga, incluyendo además secuencias que profundizan en la historia misma del torneo, y también se crea un sistema de elecciones que afectan nuestro camino. Pero en un momento son tantas las ventanas de diálogos, que en más de una ocasión estas parecen un exceso.

Al mismo tiempo, cuando le agarras la mano al sistema de juego, ni siquiera el desafío del emperador Schneider se vuelve tan complicado, ya que basta con tener a raya a los alemanes en el medio del campo, dominando la posesión del esférico, para evitar que aparezcan los eventos que significan que sí o sí te harán un gol.

En otras instancias, las propias restricciones de la historias requieren que te tapen un disparo, ya que esa es la única forma de obtener tu tiro del tigre mejorado. Y, claro está, ese tipo de situaciones quitan fluidez al juego, más allá que nos introduzcan de lleno en la mística de Tsubasa.

Pero quizás lo más importante es que la base del videojuego entiende tan bien a lo que están adaptando, que ese tipo de problemas pasa a un segundo plano ante el desarrollo mismo de la historia, ya que una vez que entra al terreno Roberto Sedinho, inclusive logran tocar las teclas emocionales que ya tenía el anime.

Es eso lo que al final queda. En la suma, el videojuego parece contar con un contenido bastante limitado, inclusive cuando has terminado los dos modos de historia, pero la experiencia de los partidos es tan divertida, que las propias posibilidades del juego en línea o de crear tus propios partidos offline sirven para tener a este título como un videojuego perfecto para fans de Tsubasa.

Al mismo tiempo, también lo es para todos aquellos que ya no encuentran novedad en la simulación tradicional de los otros videojuegos de fútbol más populares. Y claro, siempre siguiendo la filosofía más importante: el fútbol es para divertirse. Especialmente cuando no sigue los cánones normados por la FIFA.

Captain Tsubasa: Rise of New Champions ya está disponible en PlayStation 4, Nintendo Switch y Microsoft Windows

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