A pesar de que la comedia quedó unida inherentemente a la saga de Evil Dead a partir del trabajo de Sam Raimi en las secuelas de Evil Dead II y Army of Darkness, lo que obviamente fue potenciado por el desplante carismático de un actor como Bruce Campbell, el terror perverso es parte de la esencia de la saga desde la primera película.

De hecho, como seguidor de la franquicia, que tuvo una excelente puesta a punto con el remake realizado el año 2013, puedo listar tres elementos que deben estar en una película de Evil Dead, más allá de si potencian o no a la comedia.

  1. La película debe ser diabólica, entendida no solo como la presencia de los poseídos demoníacos, sino que también como una propuesta que visual y narrativamente profane al ser humano en términos psicológicos y emocionales.
  2. Otro requisito importante es que sea sangrienta, en donde los caudales de “chocolate” fluyan por la pantalla de una forma gloriosamente exagerada y, al mismo tiempo, las secuencias sean inventivas a la hora de dañar a la carne de los despavoridos.
  3. Finalmente, la producción también debe tener un corazón de alquitrán, para que así no exista empacho a la hora de dañar a sus personajes de formas luciferinas. Ya sea por la acción de seres queridos que han sido poseídos o porque salen a relucir sus trancas emocionales al servicio de una completa vulneración.

Con todo lo anterior en cuenta, basta decir que Evil Dead: El Despertar, la más reciente película de la franquicia, es un verdadero golazo que abraza a esos elementos y los pone al servicio de una experiencia terrorífica que sacude al espectador. En el camino también cuenta con giros inventivos a la saga, ya sea trasladando su locación o aportando con nuevos detalles, pero sin perder el norte a la hora de ser fiel a lo que originalmente armó el equipo conformado por el director Sam Raimi y el productor Robert Tapert.

De ahí que aquí en esta nueva entrega encontrarán varias cosas modernizadas, especialmente en el entorno, pero inevitablemente también está el indestructible Necronomicon Ex-Mortis, el libro de los muertos, que desata el caos diabólico. A la vez, un hallazgo del pasado da pie a que se recite el encantamiento que expande la posesión diabólica. Podemos sumar un recinto delimitado, cambiando a una cabaña por un destartalado piso de departamentos, y obviamente también están los deadites, o poseídos, que no se detienen ante nada más que el descuartizamiento para contaminar, dañar y profanar.

En el camino también hay varios guiños al original, que van desde una brutal reinvención de la secuencia del árbol de la primera película hasta el infaltable uso de una motosierra, pero sin perder el norte de centrarse en lo que más importa en esta ocasión: la historia de una madre y su familia que quedan completamente desamparados ante la posesión. Y en ese contexto, el elemento más brillante de la película radica en incorporar a niños a un entorno en donde nadie está a salvo. Repito, uno que tiene un corazón de alquitrán.

Y con lo último en cuenta, están advertidos. Evil Dead: El Despertar no es para un público muy sensible, pero definitivamente lo es para todos los que han abrazado a la genialidad diabólica que esta saga nos ha entregado en más de una ocasión. Y que lo vuelvan a hacer sin recurrir a Ash, ni al fanservice facilista que caracteriza a la industria del entretenimiento masivo hoy por hoy, es un milagro perverso que solo puedo abrazar en el espanto.

Evil Dead: El Despertar se estrena este jueves 20 de abri.