La guerra silenciosa entre las tablets y los computadores portátiles parece haber llegado a una tregua. Y esa tregua existe en la forma de una nueva camada de equipos llamados convertibles, que buscan combinar lo mejor la portabilidad de una tableta y la funcionalidad de un computador tradicional, es decir, que tenga teclado, puertos para conectar dispositivos y por cierto, un sistema operativo compatible con el mundo del trabajo.

Pero hasta ahora, encontrar esa mezcla perfecta ha sido difícil. Las tabletas siguen siendo demasiado limitadas para trabajar y los computadores portátiles demasiado pesados para llevarlos en una mochila. ¿Será posible encontrar el punto medio entre ambas experiencias?

Para la compañía coreana Samsung, la respuesta se llama Galaxy Book, su nueva línea de computadores híbridos que buscan operar tanto como tabletas de entretenimiento y dispositivos productivos. Es una respuesta directa a lo que Apple está haciendo con el iPad Pro, su tableta super poderosa y que la misma compañía echó a pelear, aun cuando no quieran admitirlo, con sus pequeños MacBooks.

Pero primero, definamos ciertas cosas. El Galaxy Book es, en diseño y funcionalidad, una tableta. Todo su corazón corre desde el dispositivo que tiene una pantalla de 12 pulgadas, 750 gramos y 7,5 mm de espesor, que incluye 256 GB de almacenamiento y un procesador Intel Core i5 de séptima generación y 8 GB de RAM, especificaciones más que suficientes para trabajar con comodidad, realizar múltiples tareas y confiar en que nada se quedará pegado.

Pero es una tableta que se diferencia de muchas otras porque corre Windows 10 de manera nativa. Y ese quizás sea el principal atractivo de este convertible con respecto a querer colocarle un teclado a un iPad, ya que sabes que correrá todas las apps de escritorio de Windows, e incluso algunos juegos que no requieran mucho procesamiento.

Puedes correr Windows en modo Tableta, es decir, sin el escritorio tradicional que conocemos y queremos y corriendo las apps descargadas desde la tienda de Windows, o bien, al colocarle el teclado que viene incluido en la caja, pasar al modo escritorio y tener una experiencia mucho más tradicional. El cambio entre ambos modos ocurre tan fácilmente como acoplar y desacoplar este accesorio y listo.

Pero finalmente, eso es más mérito de Windows que de Samsung, ya que por la factura del propio teclado, nunca se siente como si realmente hayas pasado a un computador tradicional, sino que solo le agregaste un teclado a una tableta. De hecho, el teclado es quizás la parte más débil de toda la experiencia: se siente plástico y además, utiliza un sistema magnético para crear el soporte atrás que en realidad, no es muy intuitivo.

Pero de lo que si te enamorarás al usar este producto es de su S-Pen, el mismo lápiz que la compañía ya viene desarrollando desde la línea de los Galaxy Note. El S-Pen responde muy bien y es ideal para ir tomando notas rápidas en mi caso o para dibujar, si es que naciste con ese talento que para mí, es tan extraño. Falta, eso si, un lugar más cómodo donde colocarlo y, de nuevo, la solución del Galaxy Note es mucho más elegante y cómoda, aunque entendemos que para hacer una tableta, cualquier espacio que se pueda ahorrar para colocar mejores partes, se agradece.

Hablando de aquello, el Galaxy Book viene con dos puertos USB-C, con los cuales no sólo puedes cargar el dispositivo sino que también, conectarle dispositivos. Obviamente los dongles para expandir estos puestos no están incluidos, pero bueno, al menos están las opciones. Extrañé más un puerto HDMI eso si, aunque USB-C también es capaz de transmitir video, así que como siempre, lo mejor de la experiencia se vende por separado.

Pero al final del día, el Galaxy Book es en equipo que funciona mejor como concepto que como equipo. Cuando lo uso como tableta siento que es muy grande y pesado para manipularlo con mis manos, y cuando lo uso como PC, la firmeza, mejor batería y la versatilidad que trae un computador portátil completo.

Y por el precio del equipo -sobre un millón de pesos- es cierto que a la larga puede que salga algo más barato que comprar un PC y una tablet por separado, pero a veces es mejor tener dos equipos que hagan bien su trabajo a uno que te haga extrañar cosas.

El S-Pen, es de nuevo, la estrella del sistema, ya que viene incluido, no necesita ser cargado y es el que define el tipo de usuario al que realmente le recomiendo esta máquina: un gran equipo para trabajar en diseño, o para hacer revisiones rápidas que parezcan de calidad.

Podría ser un gran segundo equipo, uno que sirva para trabajar en el camino, aprovechando la ventaja de tener Windows y de poder instalarle todo lo que puedas imaginar. Pero creo que es cosa de tiempo para que Samsung logre aprender a colocarle más firmeza y más personalidad a una tableta que le gusta jugar a ser PC.