La idea del reloj inteligente es una de esas que siempre ha sonado mejor en el papel que en su ejecución. Los smartwatches han probado ser, a la larga, una suerte de notificadores glorificados, un sistema capaz de mostrarte lo que está pasando en tu teléfono sin tener que sacarlo de tu bolsillo.

Pero más allá de sus mejoras en cuanto a diseño, el mercado del reloj inteligente no ha variado tanto en el tiempo como uno ha esperado. Y en verdad, con el hecho de que funcione bien y funcione harto, uno se conforma.

El Galaxy Watch, la nueva propuesta de Samsung para el mercado de los relojes inteligentes entrega precisamente esas características. Es una mejor versión que todas las anteriores porque entrega más funciones y por mucho más tiempo.

Es también el reloj producido por la compañía coreana que menos parece un smartwatch en cuanto a su construcción, o al menos hasta que vemos su pantalla. Su formato redondo y sus acabados metálicos hacen que, además, tenga el peso adecuado para no sentir que llevamos un juguete en la muñeca.

La pantalla, eso sí, es un tanto pequeña con respecto a las otras, pero se compensa con el sistema de anillo exterior con el que puede operarse el equipo. Simplemente girando el anillo que rodea al equipo podemos acceder de derecha a izquierda a las diferentes funciones del aparato.

Funciones que en gran parte tienen que ver con el mundo fitness y del ejercicio: hay clásicos como contador de pasos, medidor de frecuencia cardíaca y barómetro, por nombrar algunos.
En particular, mi naturaleza sedentaria me impidió ver realmente el alcance de estos sensores, pero incluso sin hacer ejercicio el reloj se preocupaba de mi, ya que al detectar que estaba más de una hora sentado, por ejemplo, me invitaba a pararme y hacer ejercicios que eran medidos con el mismo sensor de movimiento del equipo.

El reloj no tiene Android pero si una versión bastante mejorada de Tizen, el sistema propietario de Samsung, el cual es bien parecido a lo salido anteriormente, pero que hace muy bien su trabajo de entregar notificaciones diferenciadas con íconos y agrupadas desde donde vienen. Incluso el repertorio para las respuestas predefinidas se expandió y ahora incluye emojis, aunque sigue haciéndote ver como robot.

La batería también creció, pero depende mucho del uso que le des, pero es casi el doble de antes. He visto al modelo durar hasta 4 días sin carga, pero en mi caso, que lo uso con todas las notificaciones y harto brillo, cundió dos días y medio, lo cual es bastante considerando que otros modelos no pasan de las 24 horas.
Pero a pesar de todas las mejoras, también es cierto que si antes no te llamó la atención tener un reloj de este tipo, el Galaxy Watch no hace nada para cambiar esa visión. Sigue dependiendo del bluetooth y de estar conectado a una aplicación, de las notificaciones de tu teléfono y de que la app que uses sea compatible.
Es un mejor reloj que antes, es cierto, pero tampoco es el producto que lo convertirá en algo masivo o muy necesario, más allá de tener las ganas de mantener a tu equipo en el bolsillo la mayor cantidad de tiempo posible y de ayudarte a mantenerte en forma de la manera más digital posible.