Confesión: Hace mucho tiempo que no prendía mi Xbox One y por ende, ni siquiera la tenía con Xbox Live. En estos tiempos de servicios de streaming por todos lados, hay que cuidar el bolsillo y dejar de suscribirse a los servicios que solo te drenan la billetera. Xbox Live era uno de ellos, considerando que de todos mis equipos, es el que menos juego.
Así que cuando me llegó la copia de review de Gears 5, dije "bueno, que tan terrible sería jugarlo en solitario, si los primeros igual tenían su encanto".
Grave error.
Y es que claramente la serie Gears se ha convertido en sus 13 años de vida en una experiencia eminentemente cooperativa. Es de esos juegos que suponen que tienes no solo una consola conectada a la red, sino un grupo de amigos con los cuales estás dispuesto a disfrutar de este título. En ese sentido, son pocas las palabras que puede dar esta reseña para invitarte a probar o no este juego. Es casi como la llegada de un Mario a un equipo de Nintendo o de Kratos a una PlayStation. Es de esos juegos que definen a una marca porque de cierta forma te enseñaron a jugar de cierta manera.
Para la saga Gears, el juego en equipo y el compañerismo son el hilo conductor que atraviesa no solo su modo de historia, sino que también sus modos multijugador en donde ya sea para competir o colaborar, hay que moverse como escuadra. Un concepto que vuelve a repetirse, y para bien en este título, ya que tanto por sus modos de juego como por la excelente calidad del servicio de Xbox Live, la experiencia en línea de Gears 5 es el shooter más satisfactorio que he probado este año si hablamos de juegos en línea.
Pero eso es, para ser francos, lo mínimo que le podemos pedir a una saga que ya va en su quinta entrega y que es además, una exclusiva para las plataformas de Microsoft. El principal problema que posee Gears 5 es que es un juego que asume tanto que es una compra automática por parte de sus jugadores, que en varias ocasiones simplemente decide irse por lo más seguro y lo que funciona, en lugar de pensar más allá.
Y eso se nota principalmente en su modo de historia. El relato parte justo después de Gears 4, ya con la nueva amenaza del Enjambre desatado justo cuando el nuevo gobierno comenzaba a reformarse. El principal problema del modo de historia de Gears 5 es que nunca se preocupa demasiado de expandir las razones, motivaciones y personalidades de sus nuevos protagonistas, de nuevo delta squad, comandado de manera protagónica por JD Fenix y Cait, siendo esta última el verdadero centro del relato en esta nueva ocasión.
Y a pesar de que es la segunda vez que nos encontramos tanto con el hijo de Marcus como con la carismática y rebelde Cait, el juego deja poco espacio para encariñarnos con estos personajes de la misma forma que lo hicimos con los originales. Lo único que nos mantiene vivos durante la campaña son las cada vez más grandes escenas de acción que el juego trae desde su capítulo 1 hasta su explosiva pero anticlimática conclusión que solo nos deja atados para lo que será el esperable Gears 6.
Ahora bien, entre medio de toda esta mediocridad en cuando al desarrollo de los personajes, el equipo de The Coalition logró colocar una suerte de experimento justo al medio del juego: un área de libre exploración en donde podemos darle cierta libertar a la manera en la que enfrentamos el juego. En verdad, esta zona de hielo opera como un hub para ocultar secretos y combates adicionales, porque el progreso de la historia sigue siendo tan lineal como siempre.
Esta parte del juego es la más interesante que propone el modo de historia, a pesar de que viene con muchas fallas, principalmente estructurales. A esta zona llegamos con una misión: averiguar sobre el pasado de Cait y su madre, y para ellos tendremos que movernos de un lado a otro en misiones que siguen la clásica fórmula narrativa de Gears: Vamos a buscar algo, algo falla, llegan los enemigos, cambiamos de plan.
Esta zona también demuestra de mayor manera el nuevo sistema de habilidades personalizadas que trae el juego, que permite brindar un poco más de variedad a una fórmula que si bien está probada y funciona, también aburre un poco. Tener tu propia Cait con habilidades que se acercan más a tu estilo de juego, o al tipo de enemigos que estás enfrentando. Hay habilidades defensivas, que por ejemplo te hacen invisible, y otras ofensivas, que congelan o electrocutan a varios enemigos, todas ellas lanzadas por Jack, nuestro nuevo robot amigo.
Lamentablemente, terminado este segmento, el juego vuelve a su formato que, inevitablemente, tiende a reposarse sobre la nostalgia. Todo parece estar armado para que el delta squad original tenga una última gran misión en el siguiente juego y aunque claro, es fanservice, tampoco se esmera en crear un legado para la franquicia.
El modo de historia peca en satisfacer demasiado a los fans y arriesgar poco, por lo que se nota que es un juego cómodo, que sabe que argumentalmente es solo un puente entre el 4 y el 6. Y así mismo, se olvida rápidamente.
Por fortuna, el online de Gears 5 es abundante y suficiente como para entretenerse por mucho, mucho, mucho tiempo.
El modo horda sigue tan intenso como siempre, pero con un elemento nuevo: Centros de Poder que debemos proteger y activar para generar mercancía que luego podemos usar para comprar armas, municiones, o trampas para proteger nuestra base. Pasar las 50 olas en los diferentes mapas y modos de dificultad sigue siendo una tarea bastante interesante, sobre todo con las habilidades diferentes que cada personaje trae al juego.
Escape es un modo nuevo, una versión express de la horda en donde hay que escapar de algún sitio repleto de enemigos, en una pelea contra el tiempo. Si Horda es una maratón, Escape es una carrera de velocidad, que si bien es un divertimiento corto y frenético, tampoco tiene mucha variedad.
Y bueno, el competitivo sigue tan brutal como siempre, y con el uso de avatares famosos como Sarah Connor, Terminator o Batista, la experiencia se vuelve mucho más alocada que de costumbre.
Otros errores sufridos por mi durante la experiencia tienen que ver con el rendimiento del título en la Xbox One original, que es la que tengo. Los bajones de resolución para mantener la acción a 30 cuadros por segundo son notorios, aunque en cambio, tenemos una gran variedad de ambientes, mucho más luminosos y coloridos que el tono monocromático que siempre ha tenido la saga. Hay escenas de nieve, pueblos, ciudades, y hasta una jungla con bellos efectos de agua que, de nuevo, me hubiese gustado contar con una Xbox One X para disfrutar mejor. Se nota que esta generación ya no da abasto.
Repito, no hay nada que pueda agregar en esta reseña que vaya a cambiar la mente de los dueños de una Xbox. Pero sí al reflexionar sobre esta entrega podemos concluir que sí, es lo suficientemente buena como para recomendarla, pero también se siente demasiado que The Coalition optó por lo más cómodo: devolverle la historia a sus protagonistas clásicos e innovar de a poquito, sin obstruir demasiado a una fanaticada que ya lleva 13 años probando y disfrutando de una fórmula tan robusta como una familia.